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jueves, 27 de diciembre de 2018

Una Nueva Luz

Hace días que estoy pensando en cuál sería la última foto que publicaría este año. Cuando ya me había decantado por una foto, de pronto, no sé muy bien por qué, me puse a buscar entre las fotos que aún no había revelado del viaje que hice a Lofoten con César Vega, Alfonso Lalastra y Javier Vega, hermano del primero. Entre ellas encontré varias que aún tenía por revelar y, de entre esas, una que ya había visto hacía tiempo en una pasada rápida y que, no sé muy bien por qué, había descartado (no penséis que tengo muy claro por qué ahora la he revelado).

Lo cierto es que una vez hube acabado con la foto, y después de mirarla varias veces acabó gustándome. Sin embargo, la foto es mía y muchas veces no se es lo suficientemente crítico con el producto de uno mismo, así que decidí preguntar a quienes seguro me iban a dar una opinión sincera. Esos iban a ser Cristina García y Felipe Carrasquilla. La conversación fue por whatsapp, y no llevó más que unas pocas líneas. Todo empezó cuando les envié la foto y les pregúnté por ella.

- ¿Cómo veis ésta?

Felipe fue el primero en contestar. Fue bastante claro y expresivo.

- Desgraciado

Bien, veamos. No es que yo le caiga mal a Felipe. Para nada. No es que sintiera la necesidad de insultarme. No, nada de eso. Como ya conozco a Felipe, interpreté su respuesta de la siguiente forma: "Joder, tío, eres un llorica. Luego te estás quejando de que no te quedan fotos en condiciones y nos mandas esta aurora boreal que está de PM". Esto son muchas palabras innecesarias cuando con un "Desgraciado", era más que suficiente.

A continuación contestó Cristina:

- Cojonuda

Esto no tiene mucha más interpretación que la que es evidente: también le había gustado.

Así que, aquí estoy. Día de Navidad por la noche, escribiendo la entrada de una foto que no es la que iba a publicar (pero que en breve, ya en 2019, publicaré), pero que he preferido que fuera la última foto del año. Y es que me apetecía que fuera una de Luces Verdes, de Auroras Boreales. Así, sin más.

En unos días acaba 2018. Un año que, para mí, quizá, ha sido mejor que el anterior. Al menos fotográficamente, creo que sí lo ha sido. Afortunadamente he podido viajar más de lo que esperaba. Más incluso que el año anterior, y ya era complicado. He estado en Holanda, donde he podido conocer los canales de Ámsterdam, los campos de tulipanes, y los molinos de Kinderdijk y Zaanse-Schans. He estado en Lisboa, Madeira y São Miguel, una de las impresionantes islas Azores.Y he estado en Islandia. Tres veces en el mismo año, en tres viajes increíbles, con vivencias diferentes... y ya son cuatro. Islandia me tiene enganchado, lo sé. Esas luces me tienen enganchado. Y pensar en un viaje a Islandia en buena compañía para poder tener la oportunidad de ver Auroras Boreales me motiva y me ilusiona mucho (¿alguien duda de que intentaré volver una quinta vez?). 

Ver auroras boreales de la forma que pude verlas en Islandia o Lofoten no deja indiferente a ningún ojo humano. Uno de esos fenómenos que hay que intentar vivir al menos una vez en la vida. Y si lo haces, si lo vives, muy posiblemente querrás volver a vivirlo una segunda vez. Sí, es fácil que te enganche. Es una experiencia que, con casi total seguridad, no olvidarás.

Y si la encuentras, si encuentras esas luces, difícilmente no soltarás la cámara, al menos durante unos minutos, olvidándote de hacer cualquier foto. Hay quien grita o incluso llora de emoción. Hay quien, mirando esas luces, mirando al cielo en esos momentos, se acuerda de aquellos que, por un motivo u otro, no podrán vivir un momento así. Y hay quien lo uno y lo otro.

Acaba este año y comienza uno nuevo que quizá nos presente nuevas oportunidades. Oportunidades para cambiar aquello que no te hace feliz, para llamar a aquella persona con quien hace tanto tiempo que no hablas, para no cometer los mismos errores, para cumplir el sueño que aún no has cumplido.

En fin, no me enrollo más. Os deseo que este año que comienza seais muy, muy felices.

Hasta el año que viene.


Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 14 mm 
Exposición: 10 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 3200


martes, 4 de diciembre de 2018

Estación de encuentro

Hoy vuelvo con una foto del tipo de las que más llevo haciendo desde que empecé a hacer fotografía nocturna. Si sois lectores de este blog sabréis a qué me refiero: una foto nocturna en la que nos aparece un edificio en ruinas, abandonado y en pleno campo, en este caso una antigua estación de tren, y con elementos de iluminación, como fueron linternas, iluminamos el edificio y/o sacamos luces de su interior.

Ésta era la segunda vez que yo estaba allí, pero la primera no me llevé foto que me pareciera interesante. Además, en esta ocasión nos juntamos los 4 miembres de Luces del Pasado, y conseguir que los 4 miembros podamos coincidir no es algo fácil, así que sólo por eso creo que la foto se ha ganado el derecho a ser publicada :-)

Hacía tiempo que no nos juntábamos, y es que, como os digo, conseguir coincidir los 4 no es fácil por los diferentes compromisos de cada uno, a pesar de que reunirnos los 4 es asegurar pasar un buen rato en el que no faltan las risas entre pinchos y cañas... y, a veces, alguna foto :-)

Tras esas cañas y pinchos nos acercamos a la estación, echamos un vistazo al escenario, y decidimos qué foto hacer. En esta ocasión nos colocaríamos a ras de vía, con las cámaras encuadrando a la izquierda esa interesante estación y aprovecharíamos la fuga  que nos ofrecían unas nubes que se dirigían hacia donde estábamos.

En cuanto a la iluminación, sin duda que esta fue una de las fotos en las que el trabajo en equipo fue importante. Decidimos que la iluminación la haríamos con linterna cálida y 3 de los 4 miembros se dedicarían a dar luz, mientras que el cuarto se iba a encargar de disparar las cámaras. ¿Tres personas en la iluminación? ¿Y cómo se repartieron el trabajo? Enseguida os lo cuento.

En esta foto veíamos un par de puntos importantes que debían tener protagonismo en la foto: por un lado la estación y, por otro, la vía. La iluminación para una o dos personas no iba a ser sencilla pues la vía iba a requerir toda la atención de una única persona que se encargara de darle luz a la vía de forma sutil, sin prisa, pero sin pausa. Con esto quiero decir que la iluminación había que hacerla andando paralelo a la vía a la vez que se iba dando luz a la misma, siempre evitando aparecer en el encuadre de la foto.

Y por otro lado, la estación. La estación había que iluminarla desde dentro, pero también desde fuera. Una única persona podría haber sido capaz de hacer toda la iluminación de la estación echándose unas buenas carreras, pero habiendo varias personas que podrían participar de la iluminación de la estación, ¿por qué correr? Dos miembros del equipo se encargarían de ello. Uno de los 2 tuvo como trabajo dar luz al interior, pasando a cada uno de los cuartos durante los 20 segundos que duró la foto e iluminando estas estancias. Y el otro de los iluminadores se encargaría de iluminar la fachada principal de la estación. Para ello, íbamos a hacer uso de otro de los elementos de la foto: el árbol. El iluminador se  escondería detrás del árbol y con mucho cuidado de no aparecer en la escena repartiría luz a la fachada de la estación.

En definitiva, todos los miembros del equipo tuvieron su papel en la creación de esta foto. Y todos ayudaron a que el trabajo saliera bastante decente. Moraleja: la fotografía nocturna, en equipo, siempre da mejores resultados y es mucho más divertida (y, como he dicho en más de una ocasión, más segura).

Poco más sobre esta foto. Como siempre, cualquier duda que tengáis, no os la guardéis y preguntádmela. Yo os responderé lo antes posible.

Espero que os guste.

¡Hasta la próxima!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 16 mm 
Exposición: 20 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 500