• Siguenos en Flickr
  • Siguenos en Blogger

martes, 28 de enero de 2020

Ulises

¡Hola a todos!

Hoy me apetece enseñaros una foto que llevo mucho tiempo queriendo sacar a la luz, pero que, por un motivo, o por otro, siempre ha tenido que dejar paso a otras. Es como que no encontraba el momento de publicarla. Pero hoy me he dicho "basta de esperar, hoy saltas tú al terreno de juego".

La foto en cuestión tiene más de año y medio, y fue sacada durante unas vacaciones de verano en Azores. El sitio, el Miradouro do Castelo Branco es uno de esos sitios que tenía marcados como sí o sí visitar por la noche. Tenía muchas ganas de llevarme una foto nocturna de este lugar, aunque lo cierto es que lo que tenía en mente con respecto a este sitio era muy diferente de lo que me llevé. Me explico. Por motivos de agenda el mejor momento para visitar el mirador fue en la noche en que fuimos. Lo malo es que ese día las condiciones no eran las que habría deseado. De hecho, se dieron las peores condiciones que podían juntarse: luna casi llena y cielo despejado. Para mi gusto no hay una condición peor. Ah sí, perdón: que la luna se encuentre detrás de mí haciendo que las posibles texturas del motivo que quiero luminar desaparezcan casi totalmente. Y sí, esa noche la luna se encontraba justo detrás de la cámara.

Pero ésa era la noche que había y no me iba a ir de allí sin foto. Así que después de reconocer el terreno, de entrar en el mirador, y de ver que el ángulo que me llamaba la atención más que otros era éste, planté el trípode, la cámara, encuadré, y busqué los mejores parámetros. Una vez encontré aquéllos con los que me encontraba más a gusto, le dimos una vuelta a la foto. 

Desde el punto en que me encontraba, podía verse la puerta de entrada, una puerta con reja, y, además, una ventana situada en el primer piso. Se me ocurrió que una silueta haciendo un contraluz en esa ventana, y una figura en la puerta de entrada, podrían dar lugar a una foto interesante. Así que, como éramos 2, nos centramos en un plan que no parecía complicado y que, de hecho, no lo fue. La persona que se colocara arriba debería hacer un contraluz con una linterna. ¿Qué tipo de linterna?

Para dar un punto de misterio a la escena, se decidió usar una linterna blanca a la que se le acopló un filtro rojo. Luego todo sería tan fácil como, en tiempo de realización de la foto, iluminar la habitación superior con esa linterna.

Por otro lado, la otra figura humana simularía la llegada a la torre. Para marcar este otro punto en la foto, usamos la conocida fórmula de la linterna, cálida en este caso, usada en modo vela simulando una antorcha o similar.

Y no tuvimos que hacer mucho más en la foto. ¿Iluminar el mirador? No lo vi necesario. Con la linterna en vela sería más que suficiente. Además, la luna ayudaba (en exceso) con su luz.

Poco más. Un sitio al que, si vuelvo a Azores, visitaré de nuevo con mejor cielo, y mejor luz ;-)

Espero que os haya gustado y que la explicación haya sido clara. Si no lo ha sido, por favor, déjame un comentario con tu duda, y te responderé lo antes posible.

¡Hasta pronto!

Y ahora, los EXIF.

mara: Canon 6D

Focal: 14 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 500




martes, 21 de enero de 2020

Home sweet home

¡Hola a todos! 

La foto que hoy me gustaría enseñaros pertenece a la serie de fotografías que sacamos una noche en la que nos juntamos más personas de las que generalmente solemos reunirnos para hacer fotografía nocturna. A esta misma serie pertenece una fotografía que ya publiqué hace un tiempo con el nombre Looking for Shelob. Por tanto no voy a aburriros de nuevo con el historia del lugar, aunque sí me gustaría recordar que esa noche nos juntamos Cristina y Felipe, mis compañeros de Luces del Pasado, junto con José Manuel, (un compañero de trabajo), y un amigo suyo.

La cuestión era que José Manuel conocía lo que parecía ser una antigua mina de sal con muy buena pinta y pensó que podría interesarme para hacer fotografía nocturna. Así que cuando propuse el plan a mis compañeros de Luces del Pasado no tardaron mucho en decir que se apuntaban.

Debo decir que la mina no decepcionó en absoluto. Fue entrar y ver bastantes posibilidades de foto.  Sus galerías, sus desniveles, su profundidad y la forma y textura de las columnas invitaban a montar cámaras sobre trípodes y a sacar las linternas. La que hoy os traigo fue fruto de la idea de alguien (sinceramente, no recuerdo de quién), pero viendo el resultado final, creo que la idea no fue del todo mala.

La foto está hecha desde el fondo de una galería hacia la entrada a la mina. En esta entrada pensamos que colocar una figura humana podría no ser mala idea, así que, allí se colocó, si no recuerdo mal, José Manuel. Como éramos demasiadas cámaras, decidimos hacer la foto en 2 tandas. Pero la forma de iluminación fue siempre la misma.

¿Cómo hicimos esta foto? En el recorrido que había desde donde estaban colocadas las cámaras hasta donde se encuentra el sujeto que hace de modelo, una galería cortaba perpendicularmente nuestra galería principal. Este modelo se repetía en toda la mina, es decir, túneles paralelos atravesados en perpendicular por más túneles. Esto lo que hacía era convertir la mina en una gran sala con enormes columnas. En nuestra foto pueden verse 2 de ellas: las que se encuentran a derecha e izquierda de la foto. ¿Cuál fue nuestra intención en esta foto? Lo que más nos interesaba era poder dar luz a las columnas de forma que pudieran observarse bien sus formas redondeadas, pues es lo que transmite la idea de volumen. ¿Cómo hacer esto sin aparecer en la foto? En este caso no fue muy complicado. Gracias a la cercanía de las columnas entre sí, cada una podría ser iluminada desde detrás de la más cercana. De esta forma no se nos vería, y las 2 columnas aparecerían con el volumen que íbamos buscando. Además de hacer esta iluminación, había que iluminar también la parte que queda más cerca del sujeto que hace de modelo. Los mismos iluminadores que se encargaron de dar luz a las columnas se encargaron de hacer esta otra. Y lo hicieron sin moverse de donde estaban. En este caso, habiendo personas de sobra, no era necesario correr de un lado a otro arriesgándonos a tener una caída que, por las condiciones del terreno (lleno de piedras y rocas), podría tener serias consecuencias.

La mayor dificultad de la foto, en mi opinión, radicó en conseguir dar algo de luz al suelo desde los puntos en los que los iluminadores se encontraban. Costó varios intentos, pero creo que al final conseguimos nuestro propósito.

En cuanto a la iluminación, utilizamos linternas cálidas de gran potencia. Y en cuanto al tiempo de iluminación, no fue realmente mucho. Unos segundos, tal vez.

Sin duda la experiencia fue bastante grata. Tanto, que es posible que volvamos a repetir, pues el lugar, como dije, daba bastante juego.

Más abajo, como de costumbre, podéis encontrar los valores EXIF con los que hicimos la foto. Espero que os haya gustado, y hasta la próxima semana.



mara: Canon 6D

Focal: 16 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 100




martes, 14 de enero de 2020

El enfado de los muertos

La entrada de esta semana quiero empezarla con unas preguntas. ¿Crees en los fenómenos paranormales? ¿Crees que hay fuerzas que se escapan a nuestro entendimiento? No, no se me ha ido la pinza, ni estás en el blog de Cuarto Milenio. Sigue leyendo y verás el porqué de mis preguntas.

En 2019 pasé mis vacaciones de verano en Irlanda. Un país sobre el que no tenía muy claro qué era lo que me iba a encontrar, pero que, poco a poco, y según iba buscando y encontrando información, empezaba a gustarme.

Sobre la República de Irlanda e Irlanda del Norte realmente no conocía demasiado. Sabía que llueve mucho (por lo que hay verde por todos sitios), que la gente es especialmente cercana y amable, que hay que visitar los acantilados de Moher y la Calzada del Gigante, que hay muchos pubs donde todos los días tocan música en directo, y algunas cosas más.

Pero sobre lo que no tenía mucha idea era sobre la cantidad de sitios impresionantes, naturales y creados por el hombre, que hay en esta isla.

Quizá mi escasa atracción inicial por este país se pudiera deber a que no hay tanta información dada por fotógrafos de paisajes como puede haber sobre otros países. Pero sacando un poco de aquí y otro poco de allá, e, incluso, leyendo alguno de  esos pocos artículos que encontré por la red, de fotógrafos a los que admiro, como Juan José García-Vaquero (con quien me puse en contacto para resolver alguna duda), y otros amigos fotógrafos, como Luis Ricardo Fraile (quien me dio valiosísima información), pude hacer una lista de objetivos, algunos más fotográficos que otros, que poder visitar. Al final no fue posible visitar otros, pues 2 semanas en la isla dan para mucho menos de lo que yo pensaba.

Uno de los objetivos que había que visitar, sí o sí, es este dolmen, el llamado dolmen de Poulnabrone, en la parte occidental de la isla, no muy lejos de los acantilados de Moher.

Para la noche en que estaba planeado visitar el dolmen la previsión iba a ser de cielo con nubes y sin luna. Pintaba bien. Otra cosa es que se fuera a cumplir, pero eso hasta que no se pusiera el sol no iba a saberse. El plan para ese día pasó por visitar por la mañana el dolmen. Había que ver el sitio con luz de sol, y comprobar cómo de fácil sería hacer fotos nocturnas. ¿Había algún foco de luz artificial cerca? ¿Alguna población cercana? ¿El acceso era fácil? Éstas no son manías personales, sino que es realmente importante tenerlo en cuenta si quieres hacer una foto nocturna de algún lugar susceptible de tener luces o contaminación lumínica cerca.

Resueltas las dudas, y sabiendo que no habría problemas ni de acceso al lugar ni de esas luces no deseadas cerca, nos fuimos del lugar teniendo claro que por la noche ya había plan.

La previsión meteorológica no falló y las nubes hicieron acto de presencia. Así que cuando la oscuridad era total allí me encontraba plantando el trípode dispuesto a sacar mi primera fotografía nocturna. Las primeras tomas fueron solamente para obtener los mejores parámetros de luz del cielo. Ya con estas pruebas pude comprobar que el cielo me iba a regalar justo lo que iba buscando: una fuga de nubes que me resultase atractiva.

Cuando ya tuve decididos los parámetros tocaba volver a repetir la foto, pero esta vez iluminando la escena. Las primeras tomas, entre las cuales está la que ahora veis, sólo iluminé el dolmen por fuera y el suelo. Me gustaba lo que veía en el visor. Así que llegado el momento, decidí iluminar el interior. Y debo decir que no sé si fue una gran idea... Dejadme contaros a qué viene esto.

Entre mi equipo fotográfico, aparte de cámara, objetivos, filtros, etc, llevo material específico para iluminación, pues, como quizá algunos sabéis, y si no, lo supondréis por la naturaleza del blog en el que os encontráis, mi mayor porfolio está formado por fotografía nocturna. Es el tipo de fotografía con el que más disfruto. Por tanto, en mi mochila llevo varios tipos de linternas: 3 ó 4 cálidas y 2 ó 3 frías.

Como os he comentado, las primeras fotos en las que hice uso de mis linternas, sólo iluminé el dolmen por fuera (por cierto, iluminación con luz blanca). Por este motivo, no fue necesario acercarse mucho a la estructura. Simplemente iluminando desde un lateral y repartiendo luz suavemente fue más que suficiente. Sin embargo, para poder iluminar el interior tuve que acercarme más a la estructura funeraria con intención de sacar luz cálida desde el interior. Y lo que pasó fue algo a lo que aún no puedo dar una explicación con sentido. 

Disparador puesto, 30 segundos configurados, y en el momento en que suena la apertura del obturador, encendí una de mis linternas cálidas y empiezo a iluminar. Cuando sólo llevaba unos pocos segundos, esa linterna se apagó. Pensé "bueno momento para apagarte". Volví a repetir la prueba cuando, tras cambiar las pilas, por si acaso, constaté que la linterna volvía a encenderse. Y, nuevamente, la linterna empezó a hacer cosas raras. Se apagaba, se encendía... Vaya, esta linterna está rota, pensé. Cogí otra linterna de las mismas características... y también empezó a hacer cosas raras. Cuando digo cosas raras quiero decir que sin aparentemente hacer nada especial, la linterna se apagaba y sólo se encendía al yo agitarla... pero volvía a apagarse cuando yo pretendía hacer la foto. ¿Las 2 linternas rotas? Podía ser. Aunque no se trataba de 2 linternas... sino de 3. Cuando intenté hacer la iluminación interior, también aproveché para hacer la exterior de un lateral con mi linterna blanca. ¿Os imagináis qué pasó con esta linterna? Sí, efectivamente, se apagó cuando intenté iluminar el exterior estando muy cerca del dolmen. 

Estuve un buen rato pegándome con 3 linternas que hasta esa noche nunca habían hecho cosas raras, hasta que, a trancas y a barrancas, conseguí iluminar como quería y poder llevarme la foto que buscaba. A otra cosa no sé, pero a cabezota no se me gana tan fácilmente :-P.

Mirad, yo no creo demasiado en cosas raras, fenómenos paranormales, etc. Si creyera en ello, ¿pensáis que podría irme a un sitio apartado de todo yo sólo a hacer fotografía nocturna? Pero os aseguro que aquello que viví allí fue bastante extraño.

Cuando terminé mis fotos, recogí, me fui al coche y le di vueltas a lo que había pasado. Lo cierto es que hasta hoy no he vuelto a pensar en aquella noche. Y, como imaginaréis, sigo sin saber por qué fallaron aquellas linternas. Y, como también imaginaréis, sigo haciendo fotografía nocturna, iluminando con mis queridas linternas... que siguen funcionando como el primer día ;-)

Y vosotros, ¿habéis tenido alguna experiencia fotográfica difícil de explicar?

Espero que la foto os haya gustado. La semana que viene, más. Hasta entonces, un abrazo.

mara: Canon 6D

Focal: 14 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 800




jueves, 9 de enero de 2020

La baliza de Fin de Año

¡Hola a todos! Comenzamos el 2020 con la última foto que tomé en 2019. Tan última es que está tomada la noche del 31 de diciembre. No, no penséis que no me tomé las uvas. Dejadme que os cuente.

Desde hace unos años tengo la costumbre de pasar la Nochevieja fuera de casa. Éste, y no es el primero, la pasé en Asturias. En esta ocasión, la zona elegida fue cerca de Navia, en la parte más occidental de la provincia, y quizá la que menos conozco. Los motivos de elegir Asturias fueron varias: por un lado, porque se trata de Asturias. Es muy difícil no querer viajar allí. Por otro lado, norte de España, invierno... casi seguro que iba a encontrar cielos espectaculares en una de las provincias más bonitas de nuestro país. Se me ponía una sonrisa en la cara pensando en bonitos amaneceres y atardeceres con cielos teñidos de color rosa y naranja por el efecto de los primeros o los últimos rayos de sol sobre esas espectaculares nubes. Gran forma de acabar el año, ¿no creéis?

Pues lo cierto es que de los 5 días pasados en Asturias, sólo una tarde y una noche, las del mismo 31 de diciembre fue posible ver nubes en Asturias. Bueno, para ser exactos, una tarde, estando en Isla Pancha (en Lugo, muy pegado a la frontera con Asturias) aparecieron unas nubes que se habían perdido, y que yo aproveché para sacar un cielo con algo de gracia. Vamos, exitazo total.

La foto que podéis ver hoy, como os decía unas cuantas líneas más arribas fue sacada el mismo día 31 por la tarde (sí, por la tarde). Se trata de la antigua baliza que está junto al Faro de Ortiguera, un sitio muy cerca de donde estábamos alojados. Así que gracias a esa cercanía, y a que a las 19:30h ya era de noche, pude dedicar unos minutos de las últimas horas del año en sacar una fotografía nocturna. ¡Qué cosas!

Vamos a ver cómo hice esta foto. La baliza en cuestión está en una parque, justo detrás del faro. Aunque el faro está bastante iluminado, a la baliza no le llega prácticamente luz. En realidad, la única luz que le llega es algo de residual  que pueda quedar de la que sale del faro en el giro que va haciendo. 

Esa luz le llega solamente en el lado derecho según miras hacia la puerta de la baliza, por lo que pensé que la mejor opción para sacar foto y obtener un poco de volumen en la pequeña torre sería colocarme en el lado izquierdo. Como, además, esa luz que llegaba no me parecía suficiente, decidí reforzarla aplicándole luz blanca desde el extremo opuesto. No fueron necesarias muchas pruebas. De hecho, las veces que repetí las prueba  fue para ver cómo se iba presentando el cielo que iba buscando.

Varias cosas sobre la foto. ¿Por qué luz blanca? El motivo fue que la luz que le llegaba desde el faro tenía una tonalidad que se asemejaba mucho más a la de la luz dada por una linterna blanca que a la dada por una linterna cálida, así que no quise mezclar luces con muchas diferencia de temperatura. Y por otro lado, el balance de blancos usado (y que ahora no recuerdo pues lo puse en automático, pero que debía de estar alrededor de los 4500K) me dejaba un cielo con unos tonos que me gustaron mucho.

¿Hubo que dar mucha iluminación? No, en absoluto. Con 5-6 segundos fue más que suficiente. Hay que pensar que, además de la contaminación lumínica, que de primeras parece poca, pero que en la cámara se nota que es mucho mayor, el faro hacía su aportación sobre la baliza.

Y así fue acabando mi año, y aquí comienza otro para este blog. Espero que os haya gustado esta foto. Si es así, y te gusta el resto del blog, te recomiendo que lo sigas, y así cada vez que suba una foto te llegará una notificación a tu correo, y no te perderás ninguna entrada.

Como de costumbre, si tenéis alguna pregunta, no dudéis en hacerla, y os responderé lo antes posible,

¡Hasta pronto!

mara: Canon 5D Mark IV

Focal: 14 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/4
ISO: 400