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jueves, 30 de julio de 2020

Luces antes del silencio

Hoy me gustaría enseñaros la última foto pre-confinamiento. La tomé en una salida nocturna con Felipe a finales de enero. Suena lejano, pero es que han pasado tantas cosas en estos últimos meses, ¿verdad? Aquella noche se nos ocurrió que podíamos ir a los restos de este convento, unas ruinas a las que pensábamos que quizá podríamos sacarle algún partido. Además, el parte meteorológico no dejaba nada claro qué podríamos encontrarnos allí, así que habría que hacer lo que pudiéramos con lo que allí hubiera.

Llegar no fue complicado, pues el acceso, aunque no llega hasta el mismo convento, y tienes que dejar el coche en un camino, éste no está muy lejos del lugar. Una vez allí, hicimos lo que hacemos de costumbre, aunque en esta ocasión un poco más tarde de lo que habríamos querido. Esto es, investigar la zona, ver posibles encuadres o mirar al cielo para poder componer la foto de la mejor forma con lo que teníamos sobre nuestras cabezas. 

Esa noche el cielo que había encima del convento no pintaba nada bonito. A pesar de que la noche era cerrada pudimos ver lo que había encima de nuestras cabezas, y eso, lo que vimos, hizo que nos cambiara un poco el rostro y tuviéramos cara de circunstancias. Gris plomizo a norte, a sur, a este y a oeste. La cosa no tenía buen aspecto. Y ya podríamos hacer una buena iluminación, porque si no, el viaje no iba a haber sido demasiado fructífero. Y es que, además, el convento se encuentra en un estado no demasiado propicio para estar corriendo a oscuras.

En fin, sin pensarlo mucho, nos pusimos manos a la obra. Elegimos encuadre, pensamos en cómo dar luz, y nos repartimos los papeles dentro del esquema de iluminación. 

Para esta foto decidimos que uno de los 2 se quedaría fuera, encargándose de las cámaras y de iluminar el exterior del convento, y otro se quedaría dentro, sin moverse mucho pues, como comentaba antes, las condiciones no eran las mejores para estar pegando carreras y saltos. La segunda duda fue: ¿iluminación fría o cálida? En esta ocasión decidimos que una mezcla de ambas podría resultar efectiva. Fría para el exterior y cálida en el interior. De esta forma, ajustando correctamente el balance de blancos para evitar que la luz fría se convirtiera en luz azul, podríamos conseguir un buen contraste dado por la combinación de un interior cálido con un exterior, si no frío, si más suave, por decirlo de alguna forma. 

Las primeras pruebas sirvieron para confirmar que la iluminación exterior no sería sencilla. Iluminar desde la izquierda no fue nada fácil debido a que el punto desde el que debíamos hacerlo para conseguir el efecto que íbamos buscando estaba lleno de arbustos de gran tamaño y altura. Además, conseguir la foto en una única toma de 6 sg iba a ser imposible. Iluminar desde la derecha, y correr para iluminar desde la izquierda, teniendo en cuenta cómo estaba el terreno significaba jugarnos una buena caída. Poco a poco fuimos afinando con la luz a la vez que, en las pantallas de nuestras cámaras pudimos ver que se estaba produciendo un cambio con el que no habíamos contado: el aspecto del cielo era diferente, y lo que al principio era una masa gris homogénea, se estaba convirtiendo en un cielo que empezaba a tener algo de gracia. Las nubes empezaban a moverse permitiendo que el cielo tomara diferentes texturas. Había que aprovechar el momento y seguir haciendo fotos. Y menos mal que lo hicimos pues tanto se movieron las nubes que empezaron a mostrar claros. Y sin darnos cuenta esos claros entre nubes se convirtieron en un cielo despejado, algo que pasó, casi de una foto a otra.

Revisando fotos vimos que lo que en un principio podría haber sido una noche con fotos no demasiado interesantes, finalmente se convirtió en una noche en la que, cuando termina fotográficamente hablando, acabas montándote en el coche con una sonrisa.

Como de costumbre, si tenéis cualquier pregunta sobre cómo hicimos esta foto, no dudéis en hacerla, y os responderé lo antes posible. 

Los datos EXIF:

mara: Canon 5D MIV
Focal: 14 mm 
Exposición: 6 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 6400

jueves, 9 de julio de 2020

Cara de sapo

La última fotografía que publiqué de "viejas glorias del asfalto" lo hice hace ya unas semanas. Prácticamente al inicio del confinamiento. Creo por ello, que es bueno momento de publicar una nueva foto esta semana. Además, así voy dando salida a estas joyas, porque si no, va a parecer al final que soy el propietario de un desguace :-)

La foto que he elegido hoy tiene ya mucho tiempo. La historia de cómo conseguimos encontrar este bonito 600 tiene gracia. Una noche, Luis y yo quedamos para hacer salid de foto nocturna. Recuerdo que él tenía localizado un sitio que no estaba demasiado lejos (no más de media hora en coche) de donde él vivía, así que decidimos ver qué podíamos sacar de aquél lugar. Eran las ruinas de un viejo castillo al que se podía llegar tras una buena caminata. Lo cierto es que no fue la mejor de nuestras noches, y cuando ya volvíamos, cerca del aparcamiento, nos cruzamos con una patrulla de la Guardia Civil. Tras la conversación de rigor, que no recuerdo exactamente, pero que debió de ser algo así como:

- Buenas noches, ¿podrían decir qué hacen por aquí a estas horas?
- Buenas noches. Estamos haciendo fotos.
- Claro, a las 2 de la mañana
- Que sí, mire (momento en que enseñas las fotos y, tras mirar el coche patrulla, les enseñas también fotos de coches hechas en otras quedadas nocturnas).

Tras la cara de alucine de la pareja de guardia civiles, y viendo que ya se relajaban (no necesitaron echarse mano a la pistolera, como sé que les pasó a unos que yo me sé), nos tiramos el rollo y les propusimos hacerle fotos similares a su coche patrulla. Muy majos ellos, les pareció buena idea, y tras un rato haciendo fotos al todo-terreno, a uno de ellos se le enciende la bombilla y nos dice algo así como: "Oye, pues nosotros sabemos dónde hay un coche del tipo que vais buscando. Os llevamos si queréis".

En ese momento la cara de alucine fue de Luis y mía. ¿Cómo dejar pasar una oportunidad así? Aceptamos su propuesta, montamos cada uno en nuestros coche, y nos llevaron hasta donde había un bonito (ya me entendéis) 600 de color verde, hecho polvo, y escondido entre unos árboles.

Tras darles las gracias y ellos marcharse, decidimos que por las horas, no era el mejor momento para ponerse a hacer fotos, así que decidimos dejarlo para otro día. Luis tomó buena nota de dónde se encontraba este coche, sabiendo que era difícil que en las próximas semanas decidieran llevárselo.

Así que otro día volvimos. Y allí estaba, escondido en la noche como un sapito. De las fotos que sacamos, la que más me gusta es esta que hoy podéis ver. Para sacar esta foto usé un objetivo de 14mm. Un objetivo con estas características te permite pegarte mucho al elemento que quieres fotografiar y conseguir un efecto más llamativo.

En cuanto a la iluminación, toda la exterior la hicimos con linterna cálida. La principal, lo suficientemente pegados al vehículo para poder sacar las formas y volúmenes producidos por los diferentes golpes de la chapa, y, por supuesto, luz cálida también para los faros del coche. Por último, un flash de mano con un gel rojo que colocamos en el interior del vehículo y disparamos durante el tiempo de exposición.

Y/ poco más. Un coche más para la colección, y que hoy, varios años después, saco del desguace :-)

Espero que os haya gustado. Como siempre, cualquier pregunta que tengáis sobre la realización de la foto, no dudéis en preguntármela, y os responderé lo antes posible.

¡Hasta pronto!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 
Focal: 14 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/8
ISO: 800