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viernes, 10 de julio de 2015

The Haunted Tower

El día que Jose y yo fuimos a realizar la foto que hoy os presento, pudimos asistir a un episodio de defensa y protección de la familia en el reino de las aves que me hizo pensar una vez mas cuánto tienen que aprender muchos seres humanos de esos supuestos seres inferiores.

Como sabéis, cuando planeo una salida fotográfica me gusta reconocer el terreno de día siempre que sea posible. Esta vez lo fue, así que allí, frente a este telégrafo, nos plantamos esa tarde organizando el trabajo que horas después haríamos. 

Nada más llegar allí me llamó la atención que un par de cuervos estuvieran revoloteando alrededor de la torre graznando insistentemente. Aunque sólo a ratos prestaba atención, pude darme cuenta de que una tercera ave (no podría asegurar cuál) intentaba acercarse con cierta frecuencia a la torre. Digo intentaba, ya que los 2 cuervos se encargaron de evitar que dicha ave pudiera posarse en el edificio ni tan siquiera una sola vez. ¿Defensa de la propiedad privada? Sí... pero no solo eso.

El plan de iluminación que decidimos contaba con iluminación del interior de la torre. Había 2 opciones: una, con uno de nosotros 2 dentro de la torre iluminando el interior, y otra, con un flash colocado en algún punto de la torre y que, con un disparador remoto, pudiéramos accionar sin necesidad de estar en el interior. Esta opción nos pareció la mejor a priori, pues, estando sólo 2 personas, sería mucho más fácil iluminar el exterior entre 2 que no haciéndolo sólo uno. Así que decidimos entrar en el interior de la torre para ver dónde colocar el flash. Cuando me colé por la abertura que había en una de las paredes pude ver el motivo de tan hostil recibimiento por parte de los cuervos. Allí, en el suelo, en una de las esquinas del telégrafo, se encontraba recogido sobre sí, un cuervo, imagino hembra, que estaba incubando huevos. Este era el motivo por el cual los 2 cuervos nos estaban graznando y por el cual fueron tan hostiles con el otro ave.

No deja de sorprenderme el instinto de protección existente en el reino animal, tan natural, tan de cada ser, y al que tantos seres humanos son capaces de renunciar, en tantas ocasiones, sin esfuerzo alguno.

Decidimos no entrar en el interior para no molestar más de lo necesario a la hembra, así que colocamos el flash en la pared rota, y con un disparador remoto nos encargaríamos de accionarlo. El resto de la iluminación se hizo con luz cálida. La principal, desde la izquierda, centrada sobre la pared que se ve más iluminada, y sobre el suelo del primer plano. En segundo lugar, la luz de relleno, dada desde la derecha sobre la pared que muestra menos luz. 

Espero que os guste ;-)

Los datos EXIF:

mara: Canon 70D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 110 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 200



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