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jueves, 11 de julio de 2019

Looking for Shelob

- ¿Cuándo puedes ir?

Era lo único que yo necesitaba saber para cuadrar fechas, pues sin haber visto las fotos del lugar, sabía que me gustaría. Tal como mi compañero de trabajo José Manuel me había descrito el lugar, muy raro sería que no me gustara como sitio para pasar una buena noche de fotos. Ahora bien, cuando vi las fotos que él mismo había hecho en una visita diurna, se me pusieron los ojos como platos y avisé a Felipe y Cristina de que teníamos un tesoro a la vista. Sólo había que encontrar el día en que todos pudiéramos ir. Y lo cierto es que en esta ocasión no fue nada complicado. Creo que las fotos de José Manuel tuvieron la culpa.

Así que una tarde de viernes quedamos Cristina, Felipe, y yo en casa de José Manuel, y los 4, con un amigo suyo nos dirigimos al lugar en concreto. Media hora más tarde de lo previsto, pues José Manuel no recordaba bien la llegada a la entrada, estábamos en la boca de lo que era más parecido a una gruta. Llegamos al atardecer, y debo decir que lamenté mucho no haberme llevado filtros pues la puesta de sol fue digna de recordar. Pero no pasaba nada. Esta ocasión la dedicaríamos única y exclusivamente a la fotografía nocturna, y viendo lo que vimos al entrar en la boca de la cueva, creo que no sólo yo, sino también Cristina y Felipe, sospechábamos que esa noche iba a ser larga.

Entramos para inspeccionar el lugar. ¡Diantres! ¡El sitio era mucho más grande de lo que imaginábamos! En ese momento nos alegramos de ir 5 pues, para alguna de las fotos que teníamos en mente, íbamos a necesitar varias manos con las linternas. Y, sinceramente, tuve la sensación de que esa noche cualquier foto que se nos ocurriera podría salir.

Una vez hubimos hecho todo el recorrido, salimos de nuevo para tomarnos el bocadillo que llevábamos. El sol ya se había puesto hacía un rato, pero aún entraba mucha luz en el interior, así que era mejor tomárselo con tranquilidad, pensando y poniendo en común las ideas que teníamos en la cabeza para sacar adelante la noche.

Lo cierto es que todos aportamos nuestro granito de arena de una forma u otra. Y en el momento en que vimos que la luz era prácticamente inexistente, cogimos nuestra mochilas y nos metimos dentro. 

La foto que os traigo esta noche no fue la primera que hicimos, pero es una de las que más me gustan, si no la que más. Además, casi podría decir que es la foto más sencilla de las que hicimos, al menos en cuanto a técnica de iluminación se refiere. En breve os doy detalles técnicos. Antes, os diré que esta foto tiene, principalmente, 2 puntos de complejidad. El primero es que el modelo debe estar durante el tiempo que dura la exposición de la foto, en este caso, 30 segundos, con la postura que veis en la misma. Aguantar una, dos o tres foto en esa postura no es difícil, pero cuando tienes a varios pelmas que te piden hasta 8-10 veces que se repita la foto, eso lleva a que el cansancio del brazo levantado haga que se complique no moverte nada en las últimas tomas. En situaciones de mucha oscuridad como era el caso, no es estrictamente necesario que el modelo mantenga la posición cuando la linterna no está encendida, pues el riesgo de "fantasmeo" es mucho menor. Aun así, nuestro modelo, Felipe, aguantó como un campeón.

La segunda complejidad la encontramos en la colocación de las cámaras. encontrar un punto central adecuado para 5 cámaras no es tarea fácil, y más complicado es manejar y dispararlas cuando están todas juntas

En cuanto a los detalles técnicos de la foto, es posible que te estés preguntando cómo se realizó la iluminación. Lo cierto es que toda la iluminación, toda, la da la linterna que el modelo tiene en su mano derecha. ¿Cómo se hace esto? Es sencillo. Existen linternas que tienen un modo vela, y que consiste en que la cápsula que almacena la bombilla es extraíble, de forma que queda al descubierto la propia bombilla, lo cual da una iluminación en forma de vela. Entonces, ¿la iluminación consiste en tener la linterna en modo vela durante el tiempo que esté abierto el obturador? En realidad, no. Al final esto es prueba y error, pero el tiempo, en general, va a ser bastante menos. Por ejemplo, en este caso, el tiempo que el obturador estuvo abierto fueron 30 segundos, y el tiempo que la linterna estuvo encendida fue de unos 7-8 segundos.

Otro detalle: el estrellado de la luz de la vela. En general, para fotografía nocturna intentamos buscar objetivos muy luminosos. Ahora bien, abrir mucho el diafragma se traduce en que el estrellado mucho menos o, dependiendo del objetivos usado, posiblemente sea inexistente. ¿Qué hacer entonces si pretendes que la luz salga muy estrellada? Una solución puede ser cerrar el diafragma 1 ó 2 pasos y subir el valor de ISO. Otra solución que puede aplicarse en una caso como este, si tu cámara no aguanta ISOS altos, es el de aumentar el tiempo de exposición. Aquí el mayor problema es el aguante del modelo. Quizá después de 3 ó 4 pruebas te pueda decir que la quinta foto te pones tú de modelo :-). En mi caso, el estrellado que me da mi objetivo a grandes aperturas me parecía suficiente, así que decidí no sacrificar ISO por conseguir un estrellado mayor.

Creo que fueron 4 o 5 fotos las que esa noche hicimos, y varias las horas que allí estuvimos. Lo pasamos muy bien. Y el lugar nos parecía que tenía tanto potencial, que salimos de allí decididos a volver otro día. Y estoy convencido de que volveremos.

Espero que os guste la foto y, como siempre, si tenéis alguna duda, preguntadme, por favor.

¡Hasta pronto!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 16 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 400



jueves, 4 de julio de 2019

Casa triangular

Último día. Tras 2 semanas dando la vuelta a Islandia, con muchos kilómetros a nuestras espaldas y cansancio acumulado, vivíamos las horas finales de nuestro viaje. Pero eso no iba a significar que fuéramos a renunciar a salir en esa última noche. El destino elegido sería la famosa casa triangular de madera. Se trata de una especie de refugio-almacén cercano a Reikiavik, y que pilla de paso al aeropuerto.

No era la primera vez que visitaba la casa, pero sí la única en la que me he llevado alguna foto que me parece aceptable. En las anteriores, por uno u otro motivo no había podido sacar una foto que pudiera considerarse decente.

La primera vez que estuve en esta casa no le pude sacar foto pues 2 horas antes parte de mi objetivo se había quedado entre las rocas del puerto de Akranes. Un descuido mío y el fuerte viento que había en el lugar hicieron que el trípode se cayera de frente. Por suerte, al trípode no le pasó nada. Para amortiguar la caída ya estaba la lente del objetivo de mi cámara...

La segunda vez un cielo totalmente cubierto y demasiado soso le quitó toda la gracia a la casa.

Esta tercera vez, sin embargo, el cielo quiso ser bondadoso y, aunque no nos regaló nuestra última gran aurora del viaje, nos presentó unas nubes que dieron bastante juego.

Cuando llegamos, lo cierto es que el cielo estaba bastante despejado, pero unas nubes que pudimos ver a la izquierda nos dieron la impresión de que querían aparecer en la foto, pues el viento las iba arrastrando hacia donde estábamos nosotros. Sólo había que esperar. Y para que esa espera se hiciera más corta, la aprovechamos para hacer prácticas de iluminación.

Mi primera intención fue iluminar el frontal de la casa. Colocándome en la posición adecuada, podría sacar algo de textura a esa pared de madera. Sin embargo, había algo que no me convencía. El ambiente tenía demasiada luz. La luna que teníamos a nuestra derecha, pero, sobre todo, la contaminación lumínica procedente de Reikiavik nos hicieron replantearnos la iluminación de la escena. Lo que finalmente decidimos fue que, como el lateral de la casa estaba siendo muy iluminado, no daríamos luz en el frontal. Nos centraríamos sólo en dar luz en el interior de la casa. ¿Cómo hicimos esto?

Como no era la primera vez que visitaba la casa, sabía que por la parte de atrás, había una puerta con rendijas por las que era fácil colar luz al interior. En realidad esto era así la primera vez que la visité, pero la segunda pude ver que alguien había decidido que allí sobraba una puerta, y lo que en su día fue una puerta con candado, hoy sólo era un hueco de acceso al interior de una casa abandonada. Bueno, en la foto esto no se nota, y a mí me facilitaría la labor de iluminar el interior, pero es bastante llamativo el instinto de destrozar por destrozar. Y es que, tendríais que ver cómo estaba el interior de la choza.

En fin, el trabajo que íbamos a tener para llevarnos foto a casa parecía que no iba a ser complicado. Así que, una vez hubimos hecho algunas pruebas de iluminación, sólo quedaba enmarcar esas nubes en la foto. Y parecía que no se iban a hacer de rogar... demasiado.

Las nubes, poco a poco, fueron entrando, dibujando formas a su paso. Nosotros empezamos a disparar fotos iluminando a la vez, hasta que conseguimos obtener una foto que nos satisfizo.

Sobre la iluminación, utilizamos linterna cálida de no demasiada potencia, pintando en el interior de la casa.

Y ésta sí que fue nuestra última foto del viaje. Un viaje a un destino maravilloso al que, sin dudarlo, intentaré volver.

Como siempre, si tenéis alguna pregunta, no dudéis en hacerla.

¡Hasta pronto!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 16 mm 
Exposición: 4 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 800