• Siguenos en Flickr
  • Siguenos en Blogger

jueves, 21 de febrero de 2019

Peregrinos

Si sigues este blog con asiduidad sabrás que soy un gran aficionado a la fotografía nocturna. Raro es el mes que no salgo una o dos noches como mínimo para disfrutar de esta afición. Generalmente el sitio al que me tengo que desplazar no suele estar muy lejos de donde vivo. Y es que, si bien, coger el coche y, tras una semana de trabajo, hacerte un viernes o sábado decenas de kilómetros para llegar a una localización nocturna, ya es cansado, imagínate si las decenas de kilometros se convierten en centenas. Por este motivo, intento (o intentamos, cuando salgo con mis amigos y compañeros de fiestas fotográficas nocturnas) que estas distancias no sean muy grandes.

Pero hay veces en que esto no es posible. Consigues encontrar una localización que has visto en alguna foto, o revista, o que alguien te ha dchivado, y descubres que está a más de 200 km de tu casa... ufff, pereza enorme. Sin embargo, apuntas esa localización por si un día pasas cerca de ese sitio... o por si algún día cambias de opinión, y te ves con fuerzas para sumar 200 km de ida y otros tantos de vuelta a los que ya llevas hechos durante la semana. Y esto es lo que nos pasó el viernes que salimos a hacer esta fotografía.

Inicialmente aquella tarde sólo íbamos a quedar Felipe Carrasquilla y yo para ir hasta donde se encontraba esta construcción. Sin embargo, a última hora se apuntó también César Vega, a quien le había propuesto el día anterior que se viniera, pues, aunque las condiciones meteorológicas no fueran las ideales, seguro que podríamos echarnos unas risas.

Así pues, recogí a Felipe y quedamos con César en un parking de Torrelodones. Allí elegiríamos un coche en el que ir los 3, pues es tontería llevar más coches de lo necesario. El viaje de ida a mí se me hizo más largo de lo normal, aunque gracias a la buena compañía se me hizo más ameno. Para esa noche teníamos seleccionado, aparte de este humilladero, un castillo que no estaba demasiado lejos de esta construcción. Total, unos kilómetros más o menos tampoco iban a agotarnos mucho más.

En primer lugar fuimos al humilladero. Nada más llegar lo primero que nos llamó la atención fue un camino de luces que conduce desde la carretera hasta el mismo humilladero, un pequeño detalle que para nosotros se convirtió en una pega. Puedo entender que estéticamente puede estar hasta gracioso, pero a nosotros nos hizo la puñeta, pues, unas luces con un color no muy limpio, lo que hacían era contaminar de un color feo la piedra que formaba parte del humilladero. Por otro lado, al llegar nos dimos cuenta de que detrás de la construcción de columnas se encontraba la luna, y a ninguno de los 3 nos apetecía meter este elemento en nuestros encuadres. Y por último, el cielo no tenía pinta de que fuera el más bonito que habíamos tenido en los últimos meses.

Todo esto hizo que nos planteáramos ir a cenar antes de ponernos a hacer fotos. ¿Qué conseguiríamos con esto? Evidentemente con las luces del camino no íbamos a poder ahcer mucho, pues no creo que las bombillas o leds que formaban el reguero de luces fueran a fundirse en una hora. Sin embargo, el cielo podría mejorar y, además, la luna, que se encontraba en un punto descendente en su trayectoria, podría desaparecer dándonos una inmensa alegría.

Sin embargo hicimos algo que tiene su riesgo si has decidido marcharte: sacar una cámara para ver encuadres, parámetros... en definitiva, para ver cómo quedaría una foto. Después de una cámara va otra, y claro, como no hay 2 sin 3, finalmente aparece la última cámara. 

Y allí estábamos los 3, de rodillas frente al humilladero como 3 peregrinos. En vez de bastones y cantimploras llevábamos trípodes y cámaras, pero cualquiera que nos hubiera visto de lejos podría habernos confundido :-)

Y después de encuadrar va un "oye, dale un poco de luz por ahí, a ver cómo quedaría". Y después va un "oye, pues el cielo no está tan mal, y parece que va mejorando".

En fin, que la cena tuvo que esperar. Probamos diferentes encuadres con diferente iluminación. Y, entre todos, el que hoy te muestro. Entre prueba y prueba, y encuadre y encuadre nos dimos cuenta de que la luna había bajado hasta que se colocó detrás del humilladero. Fue el momento de probar la foto frontal.

Entre los 3 nos repartimos la iluminación. Uno de nosotros se colocaría detrás de la cruz y repartiría  luz nadir, o luz que va de abajo a arriba. Con ello conseguiríamos iluminar las 4 vigas que conectaban las columnas, y las columnas traseras. Por otro lado, dimos luz a las columnas delanteras desde ambos lados y a la cruz desde un lateral. Y por último, luz al suelo, aunque suavemente. Lo justo para quitar las zonas más negras de la foto. Toda la iluminación la hicimos con luz blanca. Para esta foto pensamos que le iría mejor este tipo de iluminación.

Este fue el último encuadre que hicimos. Unas pruebas más tarde nos dimos por satisfechos. Ahora sí. Ahora ya podíamos guardar las cámaras y recoger los trípodes... e irnos a cenar.

¡Hasta pronto!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 14 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/5,6
ISO: 1600



0 comentarios:

Publicar un comentario