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jueves, 4 de julio de 2019

Casa triangular

Último día. Tras 2 semanas dando la vuelta a Islandia, con muchos kilómetros a nuestras espaldas y cansancio acumulado, vivíamos las horas finales de nuestro viaje. Pero eso no iba a significar que fuéramos a renunciar a salir en esa última noche. El destino elegido sería la famosa casa triangular de madera. Se trata de una especie de refugio-almacén cercano a Reikiavik, y que pilla de paso al aeropuerto.

No era la primera vez que visitaba la casa, pero sí la única en la que me he llevado alguna foto que me parece aceptable. En las anteriores, por uno u otro motivo no había podido sacar una foto que pudiera considerarse decente.

La primera vez que estuve en esta casa no le pude sacar foto pues 2 horas antes parte de mi objetivo se había quedado entre las rocas del puerto de Akranes. Un descuido mío y el fuerte viento que había en el lugar hicieron que el trípode se cayera de frente. Por suerte, al trípode no le pasó nada. Para amortiguar la caída ya estaba la lente del objetivo de mi cámara...

La segunda vez un cielo totalmente cubierto y demasiado soso le quitó toda la gracia a la casa.

Esta tercera vez, sin embargo, el cielo quiso ser bondadoso y, aunque no nos regaló nuestra última gran aurora del viaje, nos presentó unas nubes que dieron bastante juego.

Cuando llegamos, lo cierto es que el cielo estaba bastante despejado, pero unas nubes que pudimos ver a la izquierda nos dieron la impresión de que querían aparecer en la foto, pues el viento las iba arrastrando hacia donde estábamos nosotros. Sólo había que esperar. Y para que esa espera se hiciera más corta, la aprovechamos para hacer prácticas de iluminación.

Mi primera intención fue iluminar el frontal de la casa. Colocándome en la posición adecuada, podría sacar algo de textura a esa pared de madera. Sin embargo, había algo que no me convencía. El ambiente tenía demasiada luz. La luna que teníamos a nuestra derecha, pero, sobre todo, la contaminación lumínica procedente de Reikiavik nos hicieron replantearnos la iluminación de la escena. Lo que finalmente decidimos fue que, como el lateral de la casa estaba siendo muy iluminado, no daríamos luz en el frontal. Nos centraríamos sólo en dar luz en el interior de la casa. ¿Cómo hicimos esto?

Como no era la primera vez que visitaba la casa, sabía que por la parte de atrás, había una puerta con rendijas por las que era fácil colar luz al interior. En realidad esto era así la primera vez que la visité, pero la segunda pude ver que alguien había decidido que allí sobraba una puerta, y lo que en su día fue una puerta con candado, hoy sólo era un hueco de acceso al interior de una casa abandonada. Bueno, en la foto esto no se nota, y a mí me facilitaría la labor de iluminar el interior, pero es bastante llamativo el instinto de destrozar por destrozar. Y es que, tendríais que ver cómo estaba el interior de la choza.

En fin, el trabajo que íbamos a tener para llevarnos foto a casa parecía que no iba a ser complicado. Así que, una vez hubimos hecho algunas pruebas de iluminación, sólo quedaba enmarcar esas nubes en la foto. Y parecía que no se iban a hacer de rogar... demasiado.

Las nubes, poco a poco, fueron entrando, dibujando formas a su paso. Nosotros empezamos a disparar fotos iluminando a la vez, hasta que conseguimos obtener una foto que nos satisfizo.

Sobre la iluminación, utilizamos linterna cálida de no demasiada potencia, pintando en el interior de la casa.

Y ésta sí que fue nuestra última foto del viaje. Un viaje a un destino maravilloso al que, sin dudarlo, intentaré volver.

Como siempre, si tenéis alguna pregunta, no dudéis en hacerla.

¡Hasta pronto!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 16 mm 
Exposición: 4 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 800






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