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martes, 22 de octubre de 2019

Cold dreams

Uno de los lugares turísticos más conocidos en Islandia es el Kirkjufell. El Kirkjufell es un monte con una forma muy peculiar. A mí me recuerda al Sombrero Seleccionador de las películas de Harry Potter, o incluso al del mago Gandalf, en "El Señor de los Anillos". Al otro lado de la carretera que pasa al lado del monte se encuentran unas cascadas espectaculares, desde las cuales se pueden crear excelentes composiciones que incluyen las cascadas y el monte al fondo. Suena bien, ¿verdad? Tan bien que, claro, es un sitio en el que casi siempre hay gente.

La noche en que me encontraba allí no iba a ser diferente. Y más teniendo en cuenta que esa noche la previsión de aurora boreal era bastante buena. Así pues, cuando llegué al lugar en cuestión, fue poco menos que imposible encontrar un hueco entre toda la gente para poder poner el trípode. Finalmente pude, pero no donde más me habría gustado.

Por este motivo no duré mucho en esa zona, así que decidí que si ellos se quedaban allí (y, la verdad, no tenían mucha intención de moverse), yo no iba a perder el tiempo, así que me fui a buscar algún otro encuadre que me pudiera parecer interesante.

De esta forma llegué hasta el punto donde estaba el riachuelo que podéis ver en la foto. Estamos hablando de que ésta la hice en marzo en Islandia, con lo cual, como seguro podréis entender, el riachuelo estaba congelado, o prácticamente congelado. Saqué mi trípode, y con mucho cuidado me coloqué encima y, aprovechando que la aurora estaba bailando sobre el Kirkjufell, me puse a disparar la cámara.

Y poco más tuve que hacer. Sin iluminación, pues no había nada que necesitara iluminación, y sin moverme para no romper el hielo. Sólo disparar fotos. Una tras otra y, por supuesto, disfrutar del espectáculo. Anoche, cuando empezaba a escribir esta entrada pensaba "Joé... es que ya tengo ganas de volver". Y volveré. O, al menos, en mi mente está la idea.

El cielo se mantuvo verde durante un buen rato. Cuando bajó la intensidad, vuelta al hotel, pues no había que gastar fuerzas que serían necesarias para un viaje que acababa de comenzar. Y lo cierto es que pintaba bien. Muy, muy bien.

Al final del post, como de costumbre, os dejaré los detalles técnicos de la foto. Pero, para los que no hayáis fotografiado la aurora boreal, solo unos datos que os pueden resultar interesantes o, quién sabe, quizá útiles, si viajáis a Islandia. Para fotografiar la aurora boreal, en los casos en los que la intensidad es lo suficientemente alta, es necesario abrir el diafragma lo máximo posible, como podéis imaginar, pero es necesario tener el obturador abierto durante poco tiempo. Se trata de una foto nocturna, sí, pero no podemos hacerla como si se tratara de otro tipo de fotografía nocturna, pues en lugar de obtener formas en el cielo obtendréis un cielo completamente verde, sin forma alguna. Un tiempo de 3, 4, 5 segundos puede ser lo ideal para sacar una foto de una aurora boreal. Eso sí, disparar a esa velocidad obliga a compensar la exposición de otra forma. No puede ser con el diafragma, pues ya lo hemos abierto todo lo que hemos podido, por lo que tendrá que ser con el ISO. como podéis ver abajo. Esta foto la disparé a un ISO 5000, algo que no suele ser habitual en mis fotos. Sin embargo, en esta quise arriesgarme a llevarme mucho ruido en la foto, y creo que la historia no me salió del todo mal. 

Por tanto, dependiendo del tipo de cámara que tengas y del comportamiento del sensor con el ruido, deberéis jugar con la velocidad de obturación y la sensibilidad ISO balanceando para encontrar el punto adecuado en el que la aurora tenga una forma más o menos llamativa y no obtengáis una foto con mucho ruido.

Y con esto me despido de vosotros hasta la próxima entrada. Espero que os guste la foto. Como siempre, cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en hacerla.

¡Hasta pronto!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 16 mm 
Exposición: 5 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 5000


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