En mi quinto viaje a Islandia, el más largo de los que había realizado a este maravilloso país, planificamos la vuelta a la isla. Hasta entonces, en los viajes anteriores, siempre había recorrido el sur, o, como mucho, había llegado hasta la península de Snaefellness, al oeste de Islandia. Por tanto, había muchos sitios que aún tenía que visitar. Y es que, si viajas a Islandia durante una semana o menos, y no te quieres pegar una paliza de kilómetros, es mejor hacer un recorrido que te asegure poder llevarte una idea completa de cómo es este país. Y esto te lo da, por ejemplo, el sur de la isla, donde encontrarás una cantidad enorme de maravillas, de esas que no dejan indiferente a nadie.
Uno de los sitios que tenía pendiente de visitar era esta enorme roca, de nombre casi impronunciable, pero que se escribe "Hvitserkur", aunque entre los fotógrafos, y seguro que entre muchísima gente, es conocida como "Rhino", pues con un poco de imaginación, y dependiendo del punto desde el que lo mires, te podrá parecer la silueta de un rinoceronte bebiendo agua. Otros ven un dragón. Sí, ¿por qué no? Ya que estamos, déjame decirte que esta historia tan romántica asociada a la forma de esta roca, no tiene nada que ver con la traducción del nombre que tiene la misma, y menos aún con el motivo del nombre. Hvitserkur, por lo visto, puede traducirse por "camisa blanca". Y, a su vez, el origen de este nombre está relacionado con el color del guano depositado por las diferentes aves que por allí habitan. En fin, yo prefiero quedarme con "Rhino".
Como hicimos el viaje en el sentido de las agujas del reloj, el primer sitio que nos encontramos de entre los que yo aún no conocía era esta impresionante roca. Es uno de los puntos que tenía marcado como "sí o sí". Es decir, teníamos que visitarlo. Llevaba ya unos cuantos años viendo impresionantes fotos hechas en este sitio, con y sin aurora, y yo quería llevarme mi foto. ¿Conseguiríamos sacar foto con la Dama Verde de fondo en este lugar? Eso puede asegurarse pocas veces, pero, al menos, había que conocer este sitio. Ahora, déjame que te cuente cómo fue mi experiencia fotografiando el "Rhino".
El Hvítserkur es una roca situada en el norte de Islandia. Por desgracia, no se encuentra (o eso me pareció) en una zona que tenga los atractivos que puede tener, por ejemplo, el sur de la isla, donde en pocos kilómetros puedes encontrar cascadas, faros, geysers. No digo que no sea una zona bonita (creo que no podría decir esto de ninguna parte de Islandia), sino que creo que no tiene tanto interés fotográfico como otras zonas. En definitiva, tienes que saber que, si vas a fotografiar el Hvítserkur, es posible que lo más interesante que fotografíes sea esta roca (a mí, sin duda, me merecía la pena). Como nuestro objetivo ese día (y esa noche) era este gigante, habíamos buscado un hotel que estuviera lo más cerca posible a un precio razonable. El hotel elegido fue uno que nos pillaba de paso en el camino hacia nuestro destino. Tenía un aspecto un poco raro, la verdad. Tanto, que cuando llegamos y vimos la puerta cerrada, dudamos seriamente de que estuviéramos en el sitio correcto.
La puerta se encontraba cerrada, y después de buscar sin éxito otra entrada, decidimos llamar a un teléfono que aparecía en un letrero en la puerta. Minutos después un hombre de avanzada edad, grande, rubio y de ojos azules (vamos, descendiente de vikingo), abrió la puerta. Por el silencio que había en el interior del hotel me atrevería a decir que éramos los únicos huéspedes en el mismo. Bueno, por el silencio, por el aspecto de cerrado, la ausencia de coches en el parking... Sin embargo, las habitaciones estaban bastante aceptables. Al menos, había limpieza, que era lo mínimo que le pedía. Aprovechamos para pedir algo de información sobre la zona, sobre el Rhino y me aventuré a preguntarle al hombre que nos atendió cómo se pronunciaba el nombre de la roca que íbamos a visitar. Lo dijo una, dos, tres veces... lo cierto es que aún no sé cómo se pronuncia.
Como habíamos llegado a medio día, íbamos a tener tiempo para poder acercarnos hasta el "Rhino", verlo de día y poder hacer fotos diurnas. Pero además tenía mucho interés en ver cómo era el acceso a la playa. En diferentes foros y artículos había leído que había 2 formas de bajar. La fácil, pero larga, pues había que dar un rodeo para llegar hasta donde nos interesaba, y la corta, pero no tan fácil, ya que se trataba de un camino que iba desde el mirador a la playa y que había sido creado a base de pasar por allí aquellos que decidieron que los rodeos no iban con ellos. Debo decir que, sinceramente, no me pareció un camino excesivamente complejo, aunque, eso sí, hay que hacerlo con precaución.
Una vez en la playa había que hacer tiempo, así que estuvimos inspeccionando la zona, buscando encuadres, planificando cómo sería la foto... Con un poco de suerte, cuando la noche llegara podríamos ver la aurora. No obstante, la predicción sobre auroras no era buena: posible aparición de la aurora a partir de las 4 de la mañana. A nuestro favor teníamos que la previsión y el aspecto que tenía el cielo esa tarde nos decía que tenía pinta de que iba a estar despejado. En fin, sólo quedaba esperar a que la noche llegara y comprobarlo por nosotros mismos.
Durante el tiempo que estuvimos allí pudimos ver que gente con cámaras y trípodes iban y venían. Entre todos ellos, un suizo bastante agradable al que le quedaban pocos días de viaje, y que no había tenido gran suerte con la aurora.
Según iba pasando el tiempo y llegaba la oscuridad me iba quedando claro que esa noche no nos íbamos a ir a la cama habiendo visto la aurora. El cielo se iba oscureciendo, pero no había ningún rastro verde sobre nosotros. No tenía sentido quedarnos allí, así que empecé a darle vueltas a una idea: ¿y si nos vamos, cenamos, nos vamos a dormir y pongo el despertador a las 3:30 de la mañana? El sólo hecho de pensarlo me provocaba una sensación como de si me cargaran con 30 kilos a la espalda. Pero pensé que esa noche era la única que iba a estar por esa zona, que no sabía si algún día volvería allí, y que había una posibilidad, al menos según las previsiones, de poder ver la aurora, aunque sólo fuera durante 1-2 horas... y eso con mucha suerte. Estuve valorando todo esto, y de pronto apareció un pensamiento en mi cabeza y que fue repitiéndose constantemente hasta que me fui a la cama: el que no arriesga, no gana. Así que con todo el dolor de mi alma, puse el despertador a las 3:30 de la mañana según me iba metiendo en la cama pasadas las 23.
Cuando sonó el despertador quería morirme, pero el pensamiento seguía golpeando en mi cabeza: el que no arriesga, no gana. Me levanté y, evidentemente, sin desayunar y sin pasar por la ducha, me vestí, salí de la habitación y me metí en el coche. Antes de meterme, miré el cielo: negro. Da igual, pensé, ya has hecho lo peor: levantarte. Durante la media hora que duró el trayecto tuve tiempo de pensar en muchas cosas. Entre ellas, me preguntaba qué hacía yo solo metido en un coche, en dirección a una playa alejada de la civilización en un país bastante desconocido para mí a las 4 de la mañana. Otra de las cosas que pensé fue que en un sitio tan conocido, habiendo predicción de aurora, quizá podría encontrar bastante gente, lo que quizá dificultaría sacar fotos en condiciones. La verdad es que con tanto pensamiento positivo no sé cómo no me di la vuelta para irme a dormir a mi cama. Creo que había un motivo: el imaginar que al llegar allí iba a encontrar las condiciones que buscaba para sacar la foto que quería me hacían seguir pisando el acelerador. Pude recordar aquellas sensaciones que hace unos años sentía cuando empecé a hacer fotografía nocturna, y me iba yo solo a localizaciones a las que sólo un insensato iría sin compañía. No sé si puedes ser capaz de entender esa sensación de excitación que se puede sentir cuando estás haciendo una foto, y más aún cuando ves en la pantalla de tu cámara justo aquello que ibas buscando. Esa sensación, ésa, y no otra, era la que esa madrugada yo tenía de camino al "Rhino".
Llegué hasta el punto desde el que sale un camino que te deja en el parking del lugar. Aparqué, y pude comprobar que yo era el primero en llegar allí. Apagué las luces, el coche y cuando salí no podía creerme lo que estaba viendo. El cielo estaba completamente verde y la aurora estaba bailando. Casi podía ver la risa de la Dama Verde diciéndome "...y tú te lo querías perder". Casi no podía articular palabra. Sólo salía de mí decir en voz alta "Joder, joder, joder!!"
Rápidamente cogí mis cosas con cuidado de no dejarme nada en el coche, pues desde donde yo estaba hasta el "Rhino" aún me quedaba un paseo. Unos minutos más tarde, y habiendo bajado por el camino rápido (no estaba la cosa para paseitos) estaba con mi trípode y mi cámara haciendo fotos como un descosido. Y la aurora que no paraba de moverse alrededor de la roca. Casi daba la impresión de que la luz verde saliera de ella. Como el Genio de la Lámpara. Aprovecho para contarte un detalle técnico de la foto. Imagina las condiciones: total oscuridad, salvo la aurora en el cielo y luces de pueblos en el horizonte, arena negra (común en todas las playas de Islandia)... conseguir retratar estas condiciones en la cámara sin tirar de ISOS muy altos es muy complicado. Por ello tiré de linterna para dar un poco de luz a la escena. Me decanté por la linterna blanca. Y lo que hice fue irme a la izquierda de la foto, e iluminar tanto la roca, como la arena del suelo para poder levantar un poco de luz en esas zonas tan negras de la foto.
Poco a poco el horizonte empezó a iluminarse con los primeros rayos de sol, y la aurora empezó a perder intensidad. Para ese momento yo ya tenía la foto que iba buscando.
La previsión no había fallado. No sé si te gustará la foto, pero créeme, sólo por haber vivido la noche y los momentos que viví desde que sonó el despertador hasta que dejé de disparar, el esfuerzo me mereció la pena. Cuando el Sol estaba a punto de salir, vi que llegaba un grupo de fotógrafos, posiblemente de algún taller de fotografía, que venían a hacer fotografías del amanecer. En ese momento yo ya estaba recogiendo para marcharme. El "Rhino" era ahora sólo para ellos. Yo, por fin, ya tenía en mi tarjeta la foto que quería.
Como siempre, espero que te guste la foto. Y si tienes alguna pregunta que hacerme, no dudes en hacerla.
¡Hasta la próxima!
Los datos EXIF:
Cámara: Canon 6D
Focal: 17 mm
Exposición: 6 sg
Apertura: f/2.8
ISO: 3200
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