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martes, 12 de diciembre de 2017

Tres hermanas

Más de una vez os he hablado de mis comienzos en el mundo de la fotografía nocturna. Unos comienzos que tienen cosas en común con los de muchos fotógrafos aficionados a este estilo. Comienzas siguiendo a los fotógrafos pioneros en este terreno, admiras su trabajo y, para practicar estudias sus fotos, intentas imitar su forma de trabajar y te esfuerzas por sacar la misma fotografía que una vez ellos sacaron, visitando los mismos lugares que una vez ellos visitaron.

La foto de esta noche es un ejemplo de esto que os digo. Estas 3 chimeneas en pleno campo de la Alcarria Alta, fueron sacadas en su día por varios fotógrafos nocturnos. De entre los que considero buenos están Cristina García, Felipe Carrasquilla o Logan. Todos ellos sacaron en su momento su versión particular. 

Esa noche yo quería la mía, así que le propuse a Felipe que fuéramos allí. La noche se preveía nubosa por esa zona de Guadalajara, pero cuando llegamos, una vez más, pudimos comprobar que la previsión no había acertado... o no del todo. El cielo no estaba completamente nuboso, pero lo encontramos algo cubierto en el sitio donde necesitábamos nubes. El lugar no ofrece muchos encuadres diferentes. Debido a la colocación de las chimeneas, con la boca en un punto concreto, y teniendo en cuenta que están muy próximas a una caída lo suficientemente importante como para hacerte mucho daño, y todo esto unido a que por el otro lado las chimeneas están pegadas a una pendiente que no da mucha opción a moverte para iluminar, nuestro encuadre iba a ser muy parecido al del resto de fotos que he visto de las 3 chimeneas. 

Sin embargo, hicimos una variación con respecto al resto de fotos que había visto. Cuando llegamos, plantamos los trípodes en la zona donde imagino que el resto de fotógrafos que estuvieron antes que yo hicieron. La zona menos incómoda para hacer la foto. Digo menos incómoda porque la foto, fácil de realizar no es. Una vez plantamos los trípodes y miramos por los visores de la cámara, vimos algo que no nos gustó mucho. Estábamos muy pegados y las chimeneas eran muy altas. Esto hacía que, al tener que levantar mucho las cámaras, las chimeneas sufrieran una distorsión mayor de lo que me parecía aceptable incluso para corregirla con herramientas de corrección de lentes. Así que se nos ocurrió una cosa, un poco arriesgada, pero que podría ayudar a que el encuadre nos satisficiera un poco más. La idea fue subirnos por la pendiente que teníamos a la derecha, a pesar de que, ni subirse, ni permanecer en dicha pendiente, y menos aún con los trípodes, iba a ser fácil. 

Subir con trípodes y cámaras no fue fácil, pero con mucho cuidado y yendo despacio finalmente encontramos el punto que íbamos buscando para colocar los trípodes. Gracias a ello, conseguimos estar en un punto más alto, y no iba a ser necesario levantar las cámaras para poder encuadrar las chimeneas. Con ello la distorsión a corregir iba a ser muchísimo menor. 

Una vez encuadrados, nos organizamos como pudimos para iluminar el interior de las chimeneas y darle luz desde la derecha para dar luz a toda la estructura formada por las 3 chimeneas. No fueron necesarias muchas pruebas (5 ó 6) para dar con la iluminación exacta de la escena. 

Como podéis imaginar, la iluminación aportada fue toda cálida con 2 tipos de linternas de la misma marca: la de menos potencia la usamos para iluminar el interior de las chimeneas, y la de más potencia se usó para iluminar el exterior. En cuanto al balance de blancos, la iluminación que usamos fue cálida, con lo cual ajustamos un balance de blancos de unos 3200K.

Y así acabamos esa noche. Con una de esas localizaciones que tenía en mi lista. Una lista que, a pesar del tiempo que llevo realizando fotografía nocturna, sigue siendo extensa. Ya puedo marcar estas 3 chimenas como foto nocturna realizada. ¿Quiere eso decir que no volveré a sacar foto de este lugar? En absoluto. Cada foto es diferente del resto. Las condiciones del lugar, del cielo , del tiempo (meteorológico) siempre son diferentes, como también lo será mi experiencia y mi manejo de las linternas, pues esto, como casi todo, es un aprendizaje continuo y un intento de mejora constante. Si no lo fuera así, todo sería muy aburrido, ¿no creeis?

Como siempre, espero que os guste.

¡Hasta pronto!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 
Focal: 16 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 1000






viernes, 8 de diciembre de 2017

Final de Labranza

Como todos los que seguís este blog sabéis, si hay un elemento divertido para mí a la hora de hacer fotografía nocturna son los vehículos. Sí, lo que de forma cariñosa los locos de esta afición llamamos "cacharros". Hace unas semanas, después de muuucho tiempo sin subir una foto de cacharros, os enseñé una de un increíble camión abandonado que pedía retrato nocturno. Así que no quisimos irnos de allí sin hacerle nuestro particular "book" a nuestro querido "Oxidus Prime".  


Hoy también voy a subir una foto de cacharro. El de hoy es un tractor al que Luis, mi compi de Luces del Pasado había fotografiado tiempo atrás. El tío sacó con César Vega, otro monstruo de la fotografía nocturna, una foto brutal (en serio, brutal) de un tractor. Al yo ver aquella foto sólo pude decirle 2 cosas: la primera no puedo reproducirla por aquí. La segunda fue algo como: pues ya me estás llevando a visitar a este muchacho.


Así que una noche fui a recoger a Luis, y Luis me llevó al huerto (me refiero al huerto en el que estaba este tractor). Una vez en el huerto, planté el trípode muy cerca del ejemplar metálico para fusilar literalmente el encuadre que mi compañero ya había sacado. Lo cierto es que el tractor, por cómo y dónde estaba colocado, no daba mucha opción a más encuadres llamativos.

Gracias a que se trataba de un vehículo pequeño, la foto no presentó mucha complejidad. Por tanto  encuadré, enfoqué e hicimos unas primeras pruebas para obtener los parámetros correctos. Una vez obtenidos estos parámetros tocaba iluminar. El tipo de luz elegido fue cálida, y usamos una pequeña linterna de fácil manejo. Como la luz usada fue cálida, bajamos el balance de blancos hasta, aproximadamente, los 3200K.

Tuvimos suerte con el cielo. Unas nubes al fondo se agruparon con una forma curiosa que me gustó. De todos los disparos que hicimos, me quedé con esta foto.

Como os he dicho hace un momento, la foto no presentó mucha complejidad, así que fueron necesarias pocas tomas. De aquella noche salió lo que esta noche comparto con vosotros.

Espero que os guste. 

Y, como siempre, si tenéis alguna duda sobre cómo hicimos la foto, por favor, no tengáis ningún problema en preguntar.

Hasta pronto!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 
Focal: 14 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/9

ISO: 2000




viernes, 17 de noviembre de 2017

Oxidus Prime

Tras muchas semanas subiendo fotos de auroras boreales, de castillos, y de casas y estaciones en ruinas, hoy toca subir una foto de un "cacharro", un antiguo camión abandonado para ser más exacto, al que Luis me llevó hace unos meses. Y es que, para variar un poco, tocaba subir foto de algún vehículo hacía mucho tiempo, pues el último lo subí en febrero.

Yo no sé a vosotros, pero a mí me encantan estos bichos. No sólo me gustan, sino que disfruto mucho conviertiéndolos en el objeto de mis fotografías nocturnas. Disfruto mucho iluminándolos porque te obligan a trabajarte la iluminación mucho más que muchos de los objetos que fotografío muchas noches. Cada vehículo es diferente de los anteriores y, aunque tengamos un estilo de iluminación definido, cada vehículo hace que tengas que hacer una iluminación dedicada para poder sacar el máximo a ese vehículo. Y es que los vehículos son esos elementos en los que una iluminación mal dada, o hecha sin un interés especial se va a traducir en que el vehículo no destaque y la fotografía no nos diga gran cosa. Cuando ilumino (o cuando iluminamos, si voy con mis compañeros de Luces del Pasado) un vehículo, lo que buscamos es hacer destacar las formas del vehículo y no tratarlo como una caja cuadrada sin más formas que las marcadas por unos vértices y ángulos de 90º. Buscamos dar un volumen al vehículo.

Esto que os comento será tanto más posible cuanto mayor sea el número de curvas, ángulos y formas irregulares del vehículo. Con una buena iluminación casi se puede conseguir que el objeto fotografiado salga de las 2 dimensiones de la foto. Esta es siempre nuestra intención y en ello trabajamos cuando iluminamos un vehículo.

Hay otro punto importante a la hora de dar luz y que ayudará a que nuestras fotos sean más llamativas: destacar las texturas de la superficie iluminada, en caso de que sea posible. En este camión lo que intentamos con la iluminación aplicada fue destacar la superficie rugosa creada por el óxido en la carrocería.

Ambas ideas, destacar volúmenes y destacar texturas, podrían aplicarse en mayor o menor medida, de una forma u otra, en cualquier objeto o construcción grande o pequeña que iluminemos. Dependiendo de la naturaleza de lo iluminado, unas veces se conseguirá más y otras menos.

La noche que hicimos la foto hicimos, aparte de ésta, sacamos otras desde el ángulo contrario, y otras desde el frontal. A mí me gustaron todas, pero hoy he decidido mostraros ésta porque las fotografías frontales y las sacadas desde el ángulo contrario al de esta foto tenían un gran inconveniente: este camión se encuentra pegado a una pared de una casa, por lo que en esas fotografías que os digo resultaba imposible no sacar ese muro. En fin, una pena. El caso es que por este motivo nos centramos en las fotos sacadas desde este ángulo. Digo las fotos porque sacamos hasta 3 fotos desde este ángulo pero todas muy diferentes entre sí. Dejadme que os lo explique. Esa noche la casualidad quiso que este ángulo, el ángulo desde el que se sacó la foto, pudiera encuadrar a una conocida, a veces amiga, otras enemiga, de la fotografía nocturna: la Luna. Efectivamente, durante el tiempo que estuvimos sacando fotos al camión tuvimos la oportunidad de vivir un amanecer lunar. Este es un fenómeno que puede cambiar por completo una foto. Ésta, en concreto, está sacada minutos antes de que saliera la luna. De ahí el tono de color que tomó el cielo. En otra ocasión os mostraré el momento del amancer lunar.

Antes hablamos mucho de cómo realizamos la iluminación de la foto, pero aún no hemos entrado en los detalles más técnicos como, por ejemplo, el tipo de linterna que usamos para esta foto. Como de costumbre, para la iluminación de vehículos solemos usar linternas cálidas, de no mucha potencia, de una famosa marca de linternas. Y es que, para este tipo de fotos no es necesario usar una linterna de más potencia.

No viene mal recordar de vez en cuando el valor de balance de blancos que debemos ajustar en nuestra cámara cuando se usa una linterna cálida como fuente de luz principal de una foto nocturna. En estos casos suele ser recomendable ajustar un balance de blancos para una temperatura de color de 3000-3500K (dependiendo de las características de la linterna). Esto es lo que yo recomiendo. Hay veces en las que la iluminación principal está dada por una linterna de luz blanca, aunque en algún punto de la foto usamos una linterna cálida. En estos casos, el balance de blancos cambia drásticamente y lo ideal es ajustarlo a valores que pueden estar entre los 5000K y los 7000K. En estas fotos, el uso de linternas cálidas, sumado al ajuste del balance de blancos a valores como los que heindicado se traduce en que la zona iluminada por linterna cálida toma un tono anaranjado, lo cual puede ser bastante atractivo.

Tenía muchas ganas de mostraros fotos de vehículos y, en concreto, tenía muchas ganas de mostraros esta foto. Espero que os guste tanto como a mí.

Hasta pronto!


Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 
Focal: 14 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/8
ISO: 1200



miércoles, 18 de octubre de 2017

Guardianes

Cuando sales a hacer fotografía nocturna suele ser recomendable tener una planificación de la foto: si quieres una foto en la que poder encuadrar la Vía Láctea, si quieres ir a fotografiar tormentas, si quieres un cielo estrellado sin nubes, si quieres una foto con o sin Luna... Además, es interesante también tener más o menos claro qué fotografía buscas en cuanto a aquello que pretendes fotografiar. Para ello, conocer de antemano aquello a lo que vas a hacerle foto, a través de fotografías, encontradas en internet o en cualquier otro medio, te ayudará a hacerte una idea de cómo es el sitio al que vas a desplazarte y, sin duda, a hacerte una composición de la foto que te gustaría hacer.

Bien, pues, a pesar de que esta planificación la hayas hecho lo más minuciosamente posible, a veces la foto que te llevas va a ser diferente de lo que tan al milímetro habías planificado. Y es que, en ocasiones, el escenario que te encuentras te ofrece posibilidades con las que inicialmente no contabas, pero que una vez que estás metido en la foto, van surgiendo.

Algo así pasó con esta foto. Desde hace años tenía pendiente visitar (o, mejor dicho, volver a visitar) este conocidísimo castillo. Mi primera foto, o intento de foto del mismo fue en el curso impartido por Mario Rubio al que asistí en 2013, y para cuyas prácticas nos desplazamos hasta este lugar. Como podéis imaginar, una foto de un curso es complicado que pueda ser una gran foto. Es complicado, sencillamente, porque a un curso vas a aprender. Además, hacer una fotografía con casi 20 cámaras en fila, e intentando iluminar para que las 20 fotos sean 20 buenas fotos, creedme, es muy complicado.

Más de una vez había visitado este castillo, el Castillo de Villa Paz, en Saelices. Había visto muchas fotos del mismo. Diurnas y nocturnas. Tenía más o menos claro en mi cabeza el encuadre que me gustaba, pero, por uno u otro motivo, no me había llevado nunca la foto como la quería. Esa noche quedamos Felipe y yo, y cuando llegamos al castillo las condiciones más o menos eran las que nos satisfacían. No era un cielo muy espectacular, la luna no estaba exactamente donde me habría gustado, pero podría valernos. Por fin iba a poder llevarme la foto que buscaba.

Así que llegamos al castillo, colocamos los trípodes y las cámaras y decidimos que yo me subiría a la torre de la derecha e iluminaría con flash y Felipe se encargaría de hacer la iluminación abajo. Hicimos varias tomas hasta conseguir la luz que queríamos, pero cuando ya teníamos la foto se me ocurrió probar a sacar una última en la que yo apareciera en una de las ventanas de la torre. Felipe debió de ver que le convencía cómo quedaba en las pantallas de las cámaras la aparición de una figura porque sin decirme nada, decidió hacer lo propio y colocarse él en la puerta de una de las 2 torres de abajo.

Cuando bajé y miré lo que mi cámara había registrado me di cuenta de que lo que última foto que hicimos me gustaba mucho más que la que habíamos hecho al principio, y por la cual había querido ir hasta allí.

En fin, esta es una de las partes positivas de la fotografía nocturna. Según vas haciendo una fotografía, van surgiendo ideas que, a veces pueden ser buenas y otras no tan buenas, a veces fáciles de ejecutar y otras no tanto, pero que añaden un plus más de diversión a esta modalidad fotográfica. Además de esto, darle al coco cuando estás haciendo tu foto, ayuda a que esa foto sea única, pues la idea, tu idea, es única.

Espero que os guste. ¡Hasta la próxima!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 
Focal: 16 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 100



miércoles, 4 de octubre de 2017

El Viejo Molino

La fotografía que esta noche os traigo es muy especial para mí. Fue tomada hace unos meses, ya hace medio año, en la Semana Santa de 2017.

En esta ocasión no me acompañaron mis compañeros de Luces del Pasado. En esta ocasión mi compañera de fotografía nocturna fue la que lo ha sido en mis últimas aventuras fotográficas y en muchas otras más (y las que seguro aún están por llegar): Rosario.

Sin ser aficionada a la fotografía nocturna, y casi me atrevería a decir, a la fotografía en general, esa noche (y alguna otra más) aguantó sin una sola queja mis caprichos derivados de esta afición. Y no sólo eso. También participó activamente en la foto. Linterna en mano, se metió dentro del viejo molino y se encargó de la iluminación del interior y de sacar luz (si me lo permitís, de forma exquisita) por la puerta. Más adelante daré todos los detalles de la realización de la foto.

La fotografía está tomada en Murcia y se trata de un viejo molino del que, como podéis ver, poco queda. Sin embargo, cuando encontramos el molino en una ruta de búsqueda de posibles objetivos nocturnos, me pareció lo suficientemente atractivo como para hacerle una visita nocturna.

Así hicimos, y esa noche, a pesar de que no daban unos cielos espectaculares, salimos a fotografiarlo. Nuestra idea inicial fue usar luz cálida, pero en cuanto hicimos las primeras pruebas nos dimos cuenta de que esa elección no iba a ser buena. Así que decidimos probar con iluminación fría. La cosa cambió considerablemente. No necesitamos más de una prueba para comprobar que la iluminación fría iba a ser la iluminación ganadora esa noche.

Como sabéis, por usar luz fría lo normal es marcar en el balance de blancos un valor de temperatura de color fría, de forma que la cámara de fotos se encargue de "calentar" la luz fría que le llega. Esto hace que todo aparezca con un tono cálido. Esto lo podéis ver en el cielo, que aparece con un tono anaranjado.

Por tanto, como digo, esa noche la luz que marcaría la iluminación será la fría, y con linterna fría iluminamos el exterior del molino. Esta iluminación se hizo principalmente desde la derecha. Además, luz muy suave dada desde la izquierda.

Vamos con la iluminación interior. Según lo que he dicho hace un momento, las condiciones marcadas en la cámara hacían que toda la iluminación usada en esta fotografía estuviera hecha con luz fría. Sin embargo, para la luz del interior, hicimos un cambio en el guión.

En vez de usar luz blanca, que podría ser lo lógico ya que el balance de blancos estaba ajustado para trabajar con una iluminación blanca, lo que hicimos fue usar una linterna cálida. ¿Con qué fin? Como digo, lo más normal habría sido usar linterna fría. Con ello habríamos conseguido que la luz que ilumina el interior del molino y la que sale del mismo por la puerta tuviera una tonalidad ligeramente cálida, pues el balance de blancos usado calienta la luz blanca. Usando una linterna cálida, lo que hacemos es "calentar" más aún el tono cálido de la luz de la linterna, mostrándose finalmente con un tono muy cálido y por tanto, más llamativo.

Personalmente es una fórmula que, en según qué casos, creo que aporta a la foto, aunque en mi opinión no hay que abusar mucho de ello pues no siempre funciona bien y, por otro lado, nuestras fotos pueden llegar a tener la misma apariencia.

Posiblemente os preguntéis si la fórmula contraria podría funcionar igual. Es decir, ¿qué pasaría si usáramos iluminación fría (luz blanca) ajustando en la cámara un balance de blancos frío (alrededor de 3200K)? El efecto que obtendríamos sería el de enfriar más aún la luz blanca, tornándose ésta en azul. ¿Es esto útil? Pues más que preguntarse si es útil o no, quizá habría que preguntarse si este efecto resulta atractivo o no. Claro está, todo depende del caso en el que nos encontremos, pero, y esto es un gusto personal, a mí no me resulta especialmente atractivo. Pero, como digo, es un gusto personal

En resumen, linterna fría desde la derecha de la foto y un poco de luz desde la izquierda para contrarrestar esa luz, y linterna cálida desde el interior del molino. 

Por último, los datos EXIF de la foto. No olvidéis que si tenéis alguna sobre la foto, podéis preguntar.

Los datos EXIF:


mara: Canon 6D 

Focal: 14 mm 
Exposición: 8 sg 
Apertura: f/2,8

ISO: 2500



martes, 26 de septiembre de 2017

El Símbolo

En más de una ocasión he explicado que el flujo de trabajo del fotógrafo nocturno que se dedica a hacer el tipo de fotografía nocturna que hago, o que hacemos los miembros de Luces del Pasado, comienza, muchas veces, con la localización del sitio que quieres fotografiar. Muchas veces aquello que tú quieres fotografiar es muy conocido y está perfectamente localizado, con lo cual la búsqueda acaba casi en el momento en que empieza.

Muchas otras veces esa localización es algo que sabemos que existe porque hemos visto una fotografía en Internet o en una revista. Una fotografía diurna o nocturna. Sacada con cámara o con móvil. Por un fotógrafo profesional o por uno aficionado. El caso es que esa fotografía, con más o menos información, es el punto de partida para comenzar una búsqueda que, por lo general no suele ser fácil.

Sin embargo, Luis, bien porque el monumento oculto no estaba muy oculto, bien porque ya es muy ducho en estas labores (que más bien será ésta), no tardó mucho en localizarlo. Así que el monumento en cuestión entró a formar parte de la lista de sitios a visitar en algún momento. Ese momento no se hizo esperar mucho, y una tarde de verano quedamos Luis y yo para visitar la construcción.

Nuestra intención era, como siempre llegar con luz de día (siempre es esa la intención, aunque no siempre lo conseguimos), pero nos confiamos pensando que estaba más cerca y  llegamos ya prácticamente de noche.

Lo que sí que no se nos escapó fue la planificación de la foto. Al menos en lo que podíamos planificar. Veréis a qué me refiero. Cuando pensamoss en hacer foto esa noche, echamos un vistazo a una de las aplicaciones que te dan la previsión meteorológica de las próximas horas (e incluso días). Vimos que daban cielos despejados, así que... verano... cielos despejados... ausencia de luz de luna... perfecto, lo teníamos todo para poder sacar una foto en la que apareciera la Vía Láctea. Sólo había que encontrar el sitio en que a una hora razonable se situara la Vía Láctea con un buen encuadre. Para ello hicimos uso de una de las aplicaciones que te dicen exactamente dónde se va a situar y con qué aspecto (inclinación, con el Centro Galáctico visible o no) va a aparecer la Vía Láctea... y pensamos en este sitio.

Así que teníamos el día, la hora, la localización y las condiciones meteorológicas... Bueno, esto último ...más o menos. Y es que cuando llegamos allí, el cielo estaba totalmente despejado. Es lo que buscábamos.  Pero cuando se aproximaba la hora en la que la Vía Láctea se colocaría más o menos por la zona que íbamos buscando, empezaron a aparecer unas nubes, por llamarlo de alguna forma, que pensamos que nos iban a aguar la fiesta, y que la foto que íbamos buscando esa noche no nos la íbamos a llevar. A esto me refería con que teníamos todo lo que, más o menos, podíamos controlar. Pero, claro, los caprichos del cielo no los podemos controlar.

Y las nubes fueron más y más abundantes. Aun así, decidimos que había que tirar foto y que lo que tuviera que ser, que fuera. Cuando vimos la foto que aparecía en las pantallas de nuestras cámaras nuestras sensaciones cambiaron radicalmente. Y es que unas nubes con buena fuga que adornando un cielo nocturno no se pueden encontrar todos los días. Esa noche las íbamos a tener.

Tiramos varias fotos mientras ilúminábamos con un esquema de iluminación sencillo y que os cuento a continuación. Iluminación cálida, y, por ello, ajuste del balance de blancos a unos 3200K. La iluminación principal, al monumento, la dimos desde la derecha. Ahora bien, desde el punto en el que estábamos, la iluminación del suelo no nos convencía, así que, para levantar más textura, el suelo lo iluminamos desde la derecha. Además, para evitar negros desde el lado oculto a la iluminación principal, desde el lado izquierdo también se iluminó suavemente las zonas interiores del monumento. 

Al final la noche acabó bastante mejor de lo que esperábamos. A veces, esas cosas que no puedes controlar se ponen de tu parte ;-)

Y poco más. Espero que os haya gustado la foto. Como siempre, si tenéis alguna curiosidad sobre la realización de la foto, no dudéis en preguntar.

¡Hasta pronto!

Los datos EXIF:


mara: Canon 6D 

Focal: 16 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 3200


jueves, 21 de septiembre de 2017

The King in the North!

Y se acabaron las vacaciones. Al menos de momento. Toca volver a la rutina del trabajo y a la rutina personal. Y, por supuesto, toca subir fotografía :-)

La de esta noche, de un sitio al que muchos fotógrafos, nocturnos y no nocturnos le tenemos muchas ganas: el Castillo de Zafra. Castillo que, curiosamente, no está en Zafra, Badajoz, sino cerca de Campillo de Dueñas, Guadalajara.

Esa noche, una de este verano, del equipo de Luces del Pasado, sólo estábamos Luis y yo. Como el castillo está bastante (pero bastante tirando a mucho) retirado de nuestras viviendas decidimos hacer noche en algún sitio cercano al castillo. Donde encontramos habitación fue en Molina de Aragón, un pueblo que yo no conocía, pero que me pareció bastante interesante. De hecho, tiene una fortaleza verdaderamente impresionante. A los que os preguntéis "¿le hicisteis foto?" os diré que sí, que le hicimos foto... pero diurna, y es que el castillo está pegadísimo al pueblo.

En fin, como os decía, alquilamos una habitación en un hotel bastante bien situado en el pueblo y al que llegamos un viernes por la tarde. Una vez acomodados en el hotel, listos para salir a la faena, pensamos que, antes de ir, habría que cenar algo. Tras dudar entre si coger un bocata e irnos al castillo o sentarnos en una terraza y cenar algo tranquilamente, decidimos tomárnoslo con tranquilidad y sentarnos en la terraza de una cafetería/restaurante o similar donde daban de cenar. 

Una hora más tarde salíamos del restaurante en dirección al castillo. El camino al castillo no es complicado, pero los últimos kilómetros se hacen por pista forestal que, en según qué tramos, el deterioro es mayor. Cuando íbamos llegando, quedaría aproximadamente un par de kilómetros, a Luis le pareció ver alguna luz en la oscuridad

Pensamos en la posibilidad de que fueran cazadores furtivos, pero cuando estábamos muy cerca del castillo pudimos comprobar que la situación era mucho peor: se trataba de fotógrafos nocturnos con sus cámaras y sus trípodes, y con sus frontales y sus linternas. No me lo podía creer. Habíamos hecho más de 200 km para encontrarnos un grupo muy numeroso (casi 20 personas) que iban a hacer la fotografía que nosotros queríamos hacer.

Tras preguntarles me dijeron que iban a hacer las prácticas de un curso de fotografía nocturna. Buff, la cosa iba de mal en peor. 

Imaginaos la situación: Luis y yo, con una idea de foto en mente, nos vamos un viernes a un castillo que está a más de 200 km de casa y que está en pleno campo en la provincia de Guadalajara y cuando llegamos por la noche nos encontramos con que 16 personas tienen plantados sus trípodes en el punto en el que Luis y yo teníamos pensado plantar los nuestros. La cosa no pintaba bien, pues muchos alumnos no tenían muchas experiencia en fotografía nocturna. El caso es que media hora después aún no habían hecho ninguna foto. Luis y yo nos mirábamos pensando que la noche podría haberse arruinado. 

Cuando ya no pudimos más decidimos irnos a dar un paseo alrededor del castillo. Y después del paseo, viendo que seguían allí a tomarnos unas cervezas que teníamos en el coche. Y después de las cervezas, viendo que aún seguían allí... volvimos.

Una vez allí, les pedimos que después de la hora y media que se habían tirado para sacar la foto, nos dejaran a nosotros. Lo cierto es que no pusieron pegas, así que, casi 2 horas más tarde, empezamos a organizar nuestra foto.

Y después de todo esto que os he contado, vamos a la foto.

La foto que estáis viendo la planificamos con bastante tiempo con antelación. Dedicamos cierto tiempo a ver fotos del castillo y a buscar cuál o cuáles podrían ser las mejores fechas en las que la Vía Láctea podríamos encontrarla en un encuadre en la que un modelo pudiera colocarse entre la propia Vía y la torre más alta del castillo. Una de esas fechas, el fin de semana que elegimos. Que elegimos nosotros y los del taller :-/

Toda la iluminación la hicimos con linterna cálida. Tanto la aplicada desde fuera de la escena, como la aplicada por el modelo. Además, como éramos dos personas y, para colmo, una de ellas haría de modelo, la iluminación de una escena así tenía bastante complejidad, así que tuvimos que organizarnos muy bien para poder hacer la foto en 30 segundos, que es el tiempo que tuvimos el obturador abierto.

Finalmente pudimos hacer la foto, a pesar de todos los pesares. Hicimos esta versión y un par de versiones más que, quizá, en algún momento publicaré.

Ah! Se me olvidaba. El nombre de la foto. Posiblemente a los seguidores de "Juego de tronos" que hayan visto las 7 temporadas que a día de hoy se han emitido, no será necesario que aclare nada. A los que no habéis terminado de verlas, tranquilos, que no os voy a hacer "spoiler", como el que ya sufrí yo ;-). Vosotros ved la serie entera, y ya entenderéis.

Como siempre, si tenéis alguna pregunta sobre la foto, no dudéis en preguntar.

Hasta la próxima!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 
Focal: 16 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/3,2
ISO: 6400


viernes, 1 de septiembre de 2017

Un nuevo Punto de Vista

Tras varios años como aficionado a la fotografía nocturna, a veces no está mal echar la vista atrás y volver a aquellos lugares donde empezaste a vivir con ilusión una afición a la que tanto tiempo he dedicado y a la que, si nada se tuerce, mucho tiempo dedicaré. 

Volver a localizaciones donde empezaste a probar aquellas técnicas que habías aprendido de los mejores, o, incluso, a probar cosas que, por qué no, podrían dar buen resultado, te servirá, sin lugar a dudas, a comprobar tu evolución (que alguna vez he pensado yo que en mi caso era involución) al comparar la foto que obtuviste en su día con lo que acabas de obtener.

Hace ya casi 4 años de la primera visita a esta estación, la de Cabañas de la Sagra, y cada vez que he vuelto me ha traído buenos recuerdos. Recuerdos de aquella primera vez en la que, yo solo, pues no conocía a nadie que estuviera tan loco como para irse a fotografiar edificios abandonados de noche, cogía mi cámara, mi trípode, mis linternas y me iba a la aventura. Dicho así lo cierto es que aún no sé cómo yo pude lanzarme a ello. Qué narices, en realidad... en realidad, sí lo sé. La emoción que se siente cuando empiezas con esta afición, la excitación y la alegría que vives cuando ves el resultado final (siempre con varias repeticiones) del trabajo en la pantalla de la cámara... sin duda, si tuviera que repetir, repetiría.

En fin, las cosas han cambiado y mi vida como fotógrafo nocturno es algo diferente. Ahora no salgo solo, y eso también influye en que las fotografías tengan, o eso me parece a mí, mayor calidad. Al menos, eso pienso yo viendo la fotografía que en su día hice de esta misma estación, aun cuando el ángulo de la toma sea diferente.

El día que realizamos esta fotografía quedamos Cristina, Luis y yo. No recuerdo bien, pero creo que fue un día que no teníamos pensado salir, pero que viendo el cielo que teníamos (la estación no está muy lejos de casa) y que la previsión no anunciaba muchos cambios, propuse salir a mis 2 compañeros. Cuando llegamos a la estación el cielo, a pesar de la previsión, no pintaba bien. Parecía que, una vez más, el hombre del tiempo se reiría de nosotros, así que teníamos 2 opciones: volvernos a casa, o ir a tomarnos una cerveza y cenar algo y luego volver para probar suerte. ¿Imagináis cuál fue la elección?

Hora y media después estábamos de vuelta en la estación y, esta vez sí, el cielo ya tenía otro aspecto. Sacamos nuestras cámaras, nos fuimos a plantar el trípode a la zona que más nos atraía viendo el cielo que teníamos, y pensamos cómo iluminar la escena.

Como queríamos sacar haces le luz lo más rectos posible, decidimos tirar de flashes, a los cuales les aplicamos un filtro de color rojo. Dos 2 nosotros se metieron dentro de la estación y un tercero se encargaría de dar luz cálida desde el frente a toda la fachada trasera de la estación. No fueron necesarios muchos intentos, pues la foto no presentó mucha dificultad técnica. La luz la pusimos nosotros. Del resto se encargaron el cielo y la contaminación lumínica.

Como ya he dicho, volver a aquellos sitios donde empezaste a hacer fotografía nocturna no es mala idea, o así lo veo yo. Y ya no por poder comparar lo que obtuviste con lo que ahora has obtenido, sino por volver a vivir aquellos primeros momentos. Para poder sentir lo que en aquél momento sentiste. Sentir... sí, sentir. Y es que creo que a veces nos olvidamos de que la fotografía es sentimiento.

Con esta foto me despido de vosotros durante, al menos, un par de semanas. Hoy empiezan mis vacaciones. Estaré fuera, y espero volver con un material fotográfico nocturno.

¡Hasta pronto!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 
Focal: 16 mm 
Exposición: 3,2 sg 
Apertura: f/2,8
ISO: 3200


domingo, 20 de agosto de 2017

La Torre Oscura

Domingo, 3 de julio de 2016... hora, aproximadamente las 13:30h. Recuerdo que los 4 miembros de Luces del Pasado estábamos a punto de terminar nuestra ponencia en quinta edición del Congreso de Fotografía Nocturna, quizás el congreso de fotografía más importante de los que se celebran en España. Era el momento de dar punto y final a nuestra intervención, y un servidor iba a ser el encargado de hacerlo. Para dicho final pensamos que no habría mejor forma que expresar lo que vivimos cuando organizamos una salida nocturna, cuando salimos a hacer fotos: cena, cervezas, risas, y sí, unos cuantos kilómetros de coche, pero con muy buen rollo

La noche que salimos a hacer esta foto nuevamente fue una de esas en las que se daba esto mismo. Por todo esto ésta fue una noche muy especial. Por todo esto y porque era una noche en la que hacía tiempo que uno de los miembros del grupo no salía de fotos, así que la noche, sin duda, fue mejor.

Como dijimos en el Congreso del 2016 lo que nos muy a salir es la fotografía nocturna, pero si no hubiera lo que más arriba he comentado, ese buen rollo, esas risas... sin duda que no habría salida fotográfica. Salimos con intención de pasarlo bien haciendo fotos que nos gusten, pero si la noche que salimos no hay foto buena, al menos habremos disfrutado de unas horas de disfrutar de una afición con la mejor compañía que se puede tener.

Esta que hoy os muestro es una de las fotos que nos trajimos esa noche. Es una de esas que surgieron de casualidad cuando empezábamos a recoger, pero de pronto se le enciende una bombilla a alguien, y de nuevo, a sacar los trípodes de las bolsas. Qué se le va a hacer. el vicio por la fotografía nocturna manda.

La foto no tiene más historia que la que podéis imaginar viendo la foto: una linterna sostenida en la mano del modelo, unos segundos de estar inmóvil, linterna cálida y balance de blancos en torno a los 3000K, pues queríamos un cielo azul, además de que, habiendo usado linterna cálida, ajustar una temperatura de color habría sido un gran error... et voilà! ¡Foto terminada!

Espero que os guste. ¡Hasta la próxima!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 
Focal: 16 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 1600




martes, 11 de julio de 2017

Apunta, dispara y corre

Las tres palabras del título no podrían resumir mejor la tarde-noche del miércoles de la semana pasada. Esa tarde Felipe y yo quedamos para intentar sacar una fotografía planificada en los campos de lavanda de Brihuega y alrededores. La planificación para la zona esa noche era buena. Con mucha probabilidad encontraríamos nubes de esas que tanto nos gustan para nuestras fotos. Si, además, podíamos encontrarlas sobre un campo de lavanda de esos que tan de moda se han puesto, pues mejor que mejor.

Según íbamos llegando a Brihuega pudimos comprobar que, una vez más, la previsión parecía que iba a fallar. Salvo unas nubes que veíamos a la derecha, no encontrábamos más que cielos despejados. En fin, ya estábamos llegando, así que había que hacer lo que buenamente se pudiera. Cuando ya estábamos muy cerca del pueblo, me fijé en que, lo que parecían simples nubes, estaban tomando una forma que me recordaban a lo que son nubes de tormenta. 

Fuera como fuese, lo cierto es que esas nubes estaban lejos, así que decidimos seguir con nuestro plan inicial y seguir buscando el campo de lavanda por el que habíamos ido hasta allí. Cuando lo encontramos, no nos convenció mucho, al menos para esa noche. No se daban las condiciones que queríamos y el campo, en un principio, nos decepcionó un poco. Pero, como digo, ya estábamos allí, así que algo tendríamos que inventarnos.

En un momento dado, Felipe y yo nos giramos hacia donde estaban las nubes que habíamos visto y comprobamos, al ver los rayos y relámpagos que, efectivamente, se estaba preparando una tormenta que no parecía pequeña. No solo eso: la tormenta venía hacia donde estábamos nosotros. La tarde empezaba a ponerse interesante.

Como habíamos decidido que en el campo en el que estábamos no íbamos a hacer nada, rápidamente cogimos los bártulos y nos movimos a otro campo por el que habíamos pasado y que tenía las hileras de lavanda apuntando a la dirección en la que se encontraba la tormenta. A pesar de no estar muy lejos de ese campo, llegar hasta él se nos hizo eterno. Creo que fue por culpa de que la tormenta se movía muy rápido y de que cada vez veíamos más y más rayos. Lo cierto es que pensamos que podríamos perdernos la foto que en ese momento teníamos en la cabeza pues la tormenta estaba cada vez más cerca.

Por fin llegamos al campo. Durante todo el trayecto vimos una cantidad enorme de rayos. Mal se tendría que dar para que no pudiéramos cazar alguno, pensamos. Cuando plantamos los trípodes, vimos que el encuadre no nos convencía. Una caseta caprichosa quería salir en el encuadre. Imposible. Había que moverse. Y la tormenta cada vez más cerca. Y esos truenos sonando cada vez más fuerte...

Varias hileras más a la derecha por fin encontramos el punto que nos convenció. Había que nivelar la cámara, encuadrar rápido, poner el disparador, enfocar... Y mientras, rayos y más rayos exhibiéndose delante de nuestras narices. No puede fallar nada. Balance de blancos, tiempo de exposición, apertura de diafragma, ISO... Venga, empiezan las pruebas. Y el cielo cada vez más oscuro... la tormenta está muy cerca. Uff... y esos rayos... Rayos delante de nosotros, rayos a la derecha. Series seguidas de rayos que casi se podría decir que se disputaban un espacio en el cielo. Y esos truenos sonando cada vez más fuerte. Por fin encontramos los mejores parámetros para disparar. Y disparamos.. una, dos.. hemos cazado uno a la derecha! Seguimos disparando. Otro! Hemos cazado otro en el centro de la foto aunque... no, ese no se ve bien. 

Y la tormenta cada vez más y más cerca. Los relámpagos empiezan a iluminar el espacio que nos rodea. Imaginaos la situación. Dos tíos solos en un campo en el que hay una tormenta impresionante, con sus cámaras sobre unos trípodes... trípodes metálicos que pueden atraer rayos. Imposible no pensar que al día siguiente tú puedes ser el protagonista de una noticia relacionada con una tormenta en Guadalajara. Uff... no... no había que pensar eso. Había que sacar la foto y marcharse a casa. Y de pronto...

De pronto un relámpago y, casi a la vez, un trueno. En ese momento, Felipe y yo nos miramos y el mensaje sólo podía ser uno: tenemos la tormenta encima. No sé si podéis imaginar la tensión que se puede vivir en un momento así, en el que te sientes solo, sin un refugio cercano y con sólo campo alrededor de ti. Tensión... sí, tensión y miedo. Pero aún no estábamos convencidos de tener la foto que buscábamos. 

Por un momento nos pareció que la tormenta que teníamos encima de nosotros se había desplazado, así que seguimos disparando. Quizá era el momento de irse, sí... pero no podíamos. Había que sacar la foto. Recuerdo que las últimas 6 o 7 fotos las sacamos acercándonos a la cámara, apretando el disparador, y alejándonos 4 ó 5 metros del trípode. Si el trípode atrae algún rayo, al menos que no nos pille pegados a la cámara. 

Lo que marcó que dejáramos de hacer fotos fue la lluvia que empezó a caer. Lluvia que se convirtió en tromba de agua. Momento de salir corriendo hasta el coche, que debía de estar a unos 300 metros de donde nos encontrábamos nosotros. Una distancia suficiente para que llegáramos empapados al coche. Empapados nosotros, las cámaras, los trípodes. Ya en el coche recuerdo que comentamos la jugada y cuánto nos la habíamos jugado por una foto.

Algo así no se debe hacer y si me preguntaran aconsejaría que no se hicieran este tipo de locuras, pero entendería que alguien la hiciera. No es fácil estar delante de la foto y renunciar a llevártela.

Quizá no es la mejor foto que podríamos habernos llevado. Seguro que no lo es. Pero para mí, después de haber vivido el momento, es una recompensa más que justa. ¿Volvería a hacerlo? No lo sé... ¿cuándo dices que es la próxima tormenta?