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jueves, 30 de julio de 2015

Punto y... ¿final?

Hace varias noches, en una de esas en las que estaba en el sofá de mi casa con el portátil sobre las piernas, una noche en la que tenía puesta la tele de fondo, recuerdo que, tras hacer zapping me quedé con la cadena en la que echaban una película. Se trataba de una película del universo Star Trek. Que me perdonen los seguidores "startrekianos", pero debo reconocer que no soy un seguidor de la mítica saga (soy más de Darth Vader que de Mr Spock). El caso es que la película tampoco sirvió para que me enganchara y deseara hacer un viaje en la Enterprise. Sin embargo, en esos momentos en los que miras de refilón la tele, me llamó la atención una simulación de destrucción de un planeta muy parecido a la Tierra.

No sé vosotros, pero en muchas ocasiones me he preguntado cómo será ese momento cuando llegue. ¿Quedará vida en el planeta? Y, si queda, ¿habremos puesto algún remedio para evitar la extinción de la especie humana? ¿Será el fin del hombre? Sea como fuere, ninguno de nosotros llegaremos a verlo, pero hay una cosa cierta, y es que ese momento llegará.

Mientras tanto, mi cabeza se imagina ese momento de una forma parecida a lo que podéis ver en la foto que esta noche os traigo. Un final en el que no queda atmósfera, todo es destrucción y la Tierra se abre expulsando a la superficie el calor de su núcleo.

No sé si ese día será parecido a esto. Sólo espero que ese día no haya un punto y final. O, al menos, espero que ese día se comience a escribir un nuevo libro.

El escenario que me ha servido para recrear ese día del futuro es el Castillo de Puebla de Almenara, en Cuenca. Hasta él nos desplazamos una noche Luis, Jose y yo. Parecía que esa noche no íbamos a tener mucha suerte con el cielo, pero, en un momento determinado, aparecieron unas nubes que había que aprovechar. Tras decidir cómo iluminaríamos, nos repartimos papeles y, 3 ó 4 pruebas más tardes, obtuvimos esta foto. 

La luz, dada con linternas cálida, se repartió desde 3 puntos. Por un lado desde la derecha, para iluminar el primer plano. Por otro lado, desde la izquierda, para levantar texturas en al pared central y la de la izquierda y, finalmente, desde debajo de la pared central, para sacar texturas en toda la zona central de la foto.

Como resultado de esta iluminación, la foto que podéis ver. Espero que os guste

Los datos EXIF:

mara: Canon 70D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 400




viernes, 24 de julio de 2015

Cuestión de fe

Noche especial en la que, además de con Felipe y Luis, tuve la suerte de salir a hacer fotos con otro de los que para mí es un grande de la fotografía nocturna en España: César Vega. Tenía ganas de conocerlo, y esa noche se dieron las circunstancias para que así fuera. Y es que fotos como las de César no se ven todos los días. Aquí podéis ver el álbum de fotos de César en 500px. Merece la pena pasar un rato entre sus fotos.

Aunque la intención inicial de esa noche no era fotografiar esta ermita, finalmente acabamos en ella. Por hacer algo diferente a los que solemos hacer, decidimos usar iluminación fría. como podéis ver, el efecto, los colores que se ven en la foto, especialmente en el cielo son muy diferentes de los que solemos encontrar cuando usamos iluminación cálida. ¿El motivo? El balance de blancos. No es lo mismo decirle a la cámara que debe tomar como luz de referencia una temperatura de color de 3000K, que decirle que la temperatura va a ser de 6000-7000K. Así pasa lo que veis en la foto: un cielo anaranjado tirando a rojo.

La foto está iluminada por las linternas de los 4 que esa noche nos juntamos. Como digo, linternas frías e iluminación desde diferentes puntos para poder destacar el volumen de la ermita.Como podréis imaginar viendo la foto, la luz principal se dio desde la derecha, Para crear contraste, se aplicó luz desde la izquierda, y se completó la escena dando luz en el primer plano. Además, usamos un flash con un filtro rojo para sacar luz por la puerta de la izquierda. Por último un detalle sin el cual pensamos que la escena no se habría completado correctamente: el farolillo de la puerta de entrada. Ese farolillo no estaba encendido, pero, por suerte, la puertecilla que lo abría, no estaba cerrada. Así que decidimos meter en su interior una linterna de poca potencia con unas pilas, por suerte, bastante gastadas, que nos permitieran dar luz en su interior sin miedo a quemar esa zona de la foto.

Los datos EXIF:

mara: Canon 70D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/5.6
ISO: 400


viernes, 17 de julio de 2015

Luces y Sombras

- ¡Tomás, un poco más de luz al campo!
- ¡OK, Cris, anotado!
Un minuto más tarde, de nuevo escuché la voz de Cris por el Walkie Talkie:
- ¡Mejor, Tomás, pero cuidado con la linterna!¡Se ha visto la luz!
- ¡OK, Cris, eso está hecho! Por cierto, en cuanto terminéis, veníos Felipe y tú disparados para acá, ¡que hay fotón!

Esa noche, la tecnología de radiofrecuencias nos ayudó a realizar la foto que Cris estaba haciendo desde el campanario de la iglesia de Valdenoceda. Sí, cierto que quizá con 2 gritos el efecto habría sido el mismo, pero, entendedme, liarse a gritos desde el campanario de la iglesia de un pueblo pequeño a las 2 de la mañana no creo que hubiera sido recibido de buen grado por parte de los vecinos. Valdenoceda, sí, un pueblo de la provincia de Burgos donde el destino nos llevó a Cris, a Felipe y a mí para hacer un trabajo de fotografía nocturna encargado por el Presidente de APTCE (Asociación pro Tradición y Cultura Europea), Enrique de Villamor, para un proyecto mágico para el cual le deseamos toda la suerte del mundo.

La tarde-noche que pasamos allí fue especial en muchos sentidos. Conocimos a Enrique, quien nos contó en detalle su maravilloso proyecto, pudimos degustar los productos de la tierra, y, por último, pudimos disfrutar de nuestra afición con los 2 increíbles construcciones de Valdenoceda: la Iglesia Románica de San Miguel y el Castillo Lara Villamor. Éste último, el que podéis ver en la foto.

Curiosamente la foto que veis esta noche no está tomada con mi cámara. No sólo eso: el realizador de la foto, la mano ejecutora, fue la de Felipe con su Nikon 750. Esta foto que podéis ver es un ejemplo del trabajo en equipo realizado esa noche por Cristina, Felipe y por mí.

La foto tiene varios elementos a tener en cuenta. Por un lado, la Vía Láctea, acompañando en sentido descendente, ayudando a la composición de la foto. Por otro lado, un elemento con el que no contábamos al principio, pero cuya presencia creemos le da más fuerza a la foto: la sombra del enorme árbol que teníamos a nuestra derecha. En un principio la presencia de la sombra fue más un accidente que un elemento buscado, pero la contaminación lumínica siempre es un factor que, o ayuda, o te amarga una foto si no sabes cómo sacar provecho. Nosotros creemos que sí lo hicimos pues, al ver en unas primeras pruebas la sombra proyectada sobre la torre, decidimos que nos gustaba y que sería bueno forzar más la presencia de esa sombra. Aparte, se dio luz a la torre desde varios sitios para resaltar texturas un poco muertas por la contaminación lumínica.

Por último, me gustaría dedicar esta entrada del blog a Cris y Felipe. Como muchas otras, ni este post, ni la foto habrían sido posibles sin ellos. Quiero, además, darles las gracias por hacer que cosas que no son fáciles lo sean. Y es que no siempre es fácil coger un viernes el coche, después de una semana dura de trabajo, hacerte 350 km o más de ida y otros tantos de vuelta, con tus responsabilidades familiares, con tus asuntos personales en la cabeza, y tirarte horas haciendo fotos sólo para conseguir cosas como las que hoy veis y para pasar el gran rato que pasamos. Chicos, no sé lo que saldrá de lo que hicimos el viernes pasado, pero sólo el tiempo pasado con vosotros bien vale ese esfuerzo.


Los datos EXIF:

mara: Nikon D750 
Focal: 16 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/3.5
ISO: 3200



viernes, 10 de julio de 2015

The Haunted Tower

El día que Jose y yo fuimos a realizar la foto que hoy os presento, pudimos asistir a un episodio de defensa y protección de la familia en el reino de las aves que me hizo pensar una vez mas cuánto tienen que aprender muchos seres humanos de esos supuestos seres inferiores.

Como sabéis, cuando planeo una salida fotográfica me gusta reconocer el terreno de día siempre que sea posible. Esta vez lo fue, así que allí, frente a este telégrafo, nos plantamos esa tarde organizando el trabajo que horas después haríamos. 

Nada más llegar allí me llamó la atención que un par de cuervos estuvieran revoloteando alrededor de la torre graznando insistentemente. Aunque sólo a ratos prestaba atención, pude darme cuenta de que una tercera ave (no podría asegurar cuál) intentaba acercarse con cierta frecuencia a la torre. Digo intentaba, ya que los 2 cuervos se encargaron de evitar que dicha ave pudiera posarse en el edificio ni tan siquiera una sola vez. ¿Defensa de la propiedad privada? Sí... pero no solo eso.

El plan de iluminación que decidimos contaba con iluminación del interior de la torre. Había 2 opciones: una, con uno de nosotros 2 dentro de la torre iluminando el interior, y otra, con un flash colocado en algún punto de la torre y que, con un disparador remoto, pudiéramos accionar sin necesidad de estar en el interior. Esta opción nos pareció la mejor a priori, pues, estando sólo 2 personas, sería mucho más fácil iluminar el exterior entre 2 que no haciéndolo sólo uno. Así que decidimos entrar en el interior de la torre para ver dónde colocar el flash. Cuando me colé por la abertura que había en una de las paredes pude ver el motivo de tan hostil recibimiento por parte de los cuervos. Allí, en el suelo, en una de las esquinas del telégrafo, se encontraba recogido sobre sí, un cuervo, imagino hembra, que estaba incubando huevos. Este era el motivo por el cual los 2 cuervos nos estaban graznando y por el cual fueron tan hostiles con el otro ave.

No deja de sorprenderme el instinto de protección existente en el reino animal, tan natural, tan de cada ser, y al que tantos seres humanos son capaces de renunciar, en tantas ocasiones, sin esfuerzo alguno.

Decidimos no entrar en el interior para no molestar más de lo necesario a la hembra, así que colocamos el flash en la pared rota, y con un disparador remoto nos encargaríamos de accionarlo. El resto de la iluminación se hizo con luz cálida. La principal, desde la izquierda, centrada sobre la pared que se ve más iluminada, y sobre el suelo del primer plano. En segundo lugar, la luz de relleno, dada desde la derecha sobre la pared que muestra menos luz. 

Espero que os guste ;-)

Los datos EXIF:

mara: Canon 70D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 110 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 200



jueves, 2 de julio de 2015

El viejo Tesoro

Recuerdo una noche, cuando la expresión "fotografía nocturna de larga exposición" no significaba nada para mí, que un amigo me mandó un enlace de flickr de un fotógrafo con un amplio repertorio de fotografías con un estilo que, hasta ese momento, no había visto. Navegando por la galería de este fotógrafo me di cuenta de que las sensaciones que iba teniendo a medida que iba viendo fotos iban pasando por sorpresa, fascinación, y, por supuesto, admiración. Aquello era fotografía nocturna de larga exposición, y el fotógrafo, un tal Logan.

Foto a foto llegué a una en la que me detuve más tiempo que en el resto. Se trataba de la cabina de un viejo camión. No sé si sería la sensación de decadencia que transmitía ese camión, la perfecta iluminación de los faros mostrando un último aliento de vida, o el ambiente trágico de toda la escena, pero recuerdo estar allí parado observando ese camión con los ojos bien abiertos. Y recuerdo una cosa más. Recuerdo que pensé: yo quiero hacer esto. 

Unos meses después ya estaba con mis linternas y con mis recién adquiridos conocimientos sobre fotografía nocturna, y con una idea en mente: quiero fotografiar ese camión, quiero llevarme ese tesoro en mi cámara. Por suerte, conseguí encontrar información sobre el camión y sobre la ubicación exacta del mismo. Sólo había que elegir un buen día para ir.

Casi 2 años después, hable con con Luis para salir a hacer fotos. El plan para esa noche no estaba muy claro. Pero se me encendió una bombilla. ¿Por qué no visitar ese tesoro? Así hicimos, y poco antes de anochecer, estábamos frente a él. Recuerdo que una sonrisa apareció en mi cara. Ya estábamos allí, y allí nos estaba esperando. Casi podía escucharle decir "Estoy muy enfermo... sed buenos conmigo". "Tranquilo, te vamos a tratar con mucho cariño". 

Tras unos minutos parados observándolo, empezamos a pensar en encuadres y en el esquema de iluminación. Cuando se hizo la noche, nos pusimos manos a la obra. 

Probamos diferentes encuadres, diferentes formas de iluminarlo. Cinco, seis, siete pruebas. Tenía que quedar lo mejor posible. De los diferentes encuadres, este es el que más me gustó. 

La iluminación empleada fue de 2 tipos diferentes: por un lado, iluminación cálida sobre la chapa del camión para sacar y marcar bien las texturas y los golpes marcados en la chapa. Iluminación cálida también para simular la iluminación de los faros. Y, por último, iluminación con linterna fría sobre la que se instaló un filtro de color rojo para iluminar el interior del capó, además del interior de la cabina.

El cielo, aunque no tenía mala pinta, no era el que más nos hubiera gustado para esta foto, pero eso... eso es algo que no puedes controlar. Quizá en una próxima visita podamos conseguir un cielo algo más atractivo que este. Y es que estoy seguro de que habrá una próxima visita ;-)

Los datos EXIF:

mara: Canon 70D 
Focal: 11 mm 
Exposición: 37 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 400