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lunes, 30 de mayo de 2016

Hay un mensaje en la Torre

La foto de hoy es una sacada del baúl de fotos. Es del verano pasado, momento en que aún no me había pasado a Full Frame, y seguía teniendo mi Canon 70d. Gran cámara, por cierto.

Esa noche, nos juntamos más amigos de los habituales: Cristina, Luis Javier, César, Luis Ricardo, Darío, y fue de esas noches en las que te atas la manta a la cabeza y te haces 200km... sólo de ida. Claro, la vuelta os podéis imaginar que fue dura. Irte a 200 km de casa... pase. Tirarte 5-6 horas de fotos y volverte a casa a las 4 de la mañana... eso, eso es otro cantar. Y es que cuando sales de fotos en el viaje de ida todo son risas, buen rollo, chistes, gracias, risas... Ahora, la vuelta no tiene nada que ver. Silencio, gente durmiendo (por suerte no la persona que conduce... generalmente).

El caso es que esa noche, el último destino fotográfico fue este telégrafo. Un telégrafo de esos que nos gustan. No sé qué tenía este, pero recuerdo que a todos nos gustó. Quizá se trataba de esa forma con una terminación que recordaba a la torre de un castillo, no sé. Lo único que nos fallaba era el cielo. Pero yo soy de los que piensa que en fotografía nocturna de paisaje no siempre tiene que haber un cielo espectacular para que la foto te llame la atención. A mí esta me llamó la atención. No sé si son los colores que tenía la foto en general, o que me gustó cómo nos quedó la iluminación, pero el caso es que a mí me gustó. Y no debí de ser el único pues la fotografía que Cristina publicó gustó a Mario Rubio y el equipo que tiene encargado de la revista Fotógrafo Nocturno. Gustó tanto, que decidieron reservar un hueco en el número 2 de la misma para que Cristina escribiera un artículo contando cómo había hecho esta foto. Sin duda, una gran foto la que publicó Cris.

Como ella misma explica en su artículo, la contaminación lumínica de la zona era tan alta que decidimos sacar una versión con la iluminación que solemos utilizar, linterna cálida, y otra con otra iluminación menos común en las fotos que solemos tirar, es decir, iluminación fría. Y es que en los casos en los que hay una contaminación lumínica típica de farolas cálidas, subir el balance de blancos en torno a los 5200K e iluminar la escena con luz blanca puede darnos unos resultados bastante atractivos. En mi opinión, este es un ejemplo de ello.

Como Cristina explica en su artículo, la iluminación está hecha desde 3 puntos. Una persona iluminando la fachada principal (la de la puerta), otra iluminando la pared visible, y otra dentro iluminando con linterna cálida.

Algunos diréis... ¿¿Linterna cálida y linterna fría en una misma foto?? Sí, ya sé que a muchos os podrá sonar raro. Siempre nos han enseñado que con balance de blancos por encima de 5000-5500K debíamos iluminar con linterna fría y que por debajo de 3200 con linterna cálida. Pero esto no es una regla que no haya que romper nunca. A ver, pensemos... ¿en qué se basa esta regla? Evidentemente, en el efecto que tiene ajustar un balance de blancos u otro a la hora de usar una linterna con una temperatura de color determinada. Para que la escena quede iluminada con una luz sin tonos "raros" lo ideal es ajustar el balance de blancos según esas instrucciones. ¿Qué puede pasar si usamos linterna fría con un WB por debajo de los 3200? Lo normal es que nos encontremos que todo lo que estamos iluminando con esa linterna tenga un color azulón. ¿Y si hacemos al revés, es decir, iluminar con linterna cálida cuando el WB está por encima de los 5200K? Pues que todo lo iluminado tendrá un color amarillo fuerte. Ahora bien, a lo mejor es el efecto que buscamos (un tono azulón o un amarillo fuerte). ¿Qué pasa si hacemos lo que hemos hecho en esta foto? Si ajustamos el balance de blancos a 5200, todo aquello que esté iluminado con una luz blanca cuya temperatura sea la misma o similar, tendrá un color "neutro", por llamarlo de alguna forma, pues estamos compensando lo ajustado en la cámara con la temperatura de la linterna. ¿Qué pasará con aquello que está iluminado bajo estas condiciones con una linterna cálida? Sencillo: todas las zonas iluminadas con esta linterna tendrán un color amarillo fuerte (tirando a anaranjado). Pero es que da la casualidad de que éste era el efecto buscado.

Por tanto, yo os recomiendo que no os cerréis a iluminar con linternas de diferentes temperatura de color. Muchas veces se trata de probar. Y otras muchas se trata de que el efecto conseguido es muy posible que sea el buscado.

Los datos EXIF:

mara: Canon 70D 

Focal: 11 mm 
Exposición: 25 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 1000



viernes, 20 de mayo de 2016

El paredón

Nuestra búsqueda de ruinas de antiguas construcciones con historia nos llevó al castillo de Almalaff. Sí, he dicho castillo. Posiblemente veáis la foto y penséis que se nos olvidó fotografiar el castillo. No, no se nos olvidó. Esto es lo único que encontramos (y mira que buscamos bien) de lo que en su momento fue el castillo de Almalaff. A ver, castillo, castillo tampoco yo lo llamaría castillo pues, por lo que he podido encontrar referente a la construcción, se trataba de una torre de vigía rodeada por un muro.


El caso es que poco queda de lo que en su día debió de ser, y que nos permitiera hacernos una idea de cuál debió de ser su estructura inicial.



El día que tomamos esta fotografía nos juntamos Felipe, Luis y yo (casi todo el equipo de Luces del Pasado) un día en el que la lluvia estuvo a punto de chafarnos casi toda la salida fotográfica.



A la localización llegamos por la tarde, después de casi 2 horas de viaje. Como llegamos pronto, nos dio tiempo ver la zona tranquilamente, pensar bien los encuadres posibles y acercarnos a un pueblo a hacer tiempo tomándonos un refrigerio en forma de San Miguel en un pueblo cercano al castillo. Creo que entramos en el único bar del pueblo... y de muchos pueblos en un radio de 20 kilómetros. Un típico bar de cualquier pueblo de España en el que se reúne la tercera edad alrededor de una mesa a echar la partidita de cinquillo o de tute.



Cuando volvimos al castillo, ya teníamos los deberes hechos: teníamos pensados los encuadres, el punto donde plantar el trípode y la iluminación. Sólo quedaba que el cielo quisiese acompañar y es que, cuando llegamos de vuelta de tomar ese refrigerio, vimos que el cielo estaba despejándose. Fue cosa de pocos minutos, la verdad. Quince minutos después de nuevo unas nubes en el horizonte iban a darnos el cielo que íbamos buscando.



La iluminación de toda la escena la hicimos con linterna cálida. Para los que lleváis poco tiempo practicando fotografía nocturna, os cuento que esto implica que, para que la foto no quede con un color naranja en los elementos iluminados, debéis ajustar el balance de blancos de la cámara de tal forma que la cámara entienda que la luz que va a recibir de los objetos es de un color aproximado a 3200K.



La luz se aplicó desde 3 sitios distintos: la principal desde la izquierda para iluminar la estructura y el suelo, desde detrás de la pared, para sacar luz en el arco, y desde la derecha, para suavizar las sombras fuertes que se crean al dar una iluminación fuerte desde la izquierda.



Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 14 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 800


lunes, 9 de mayo de 2016

La casa de Garcilaso

De entre las fortalezas con historia de nuestro país se encuentra el castillo de Peñaflor, en la localidad de Cuerva. Un castillo que, se supone, fue construido en el siglo XIII, bajo el reinado de Alfonso X el Sabio. Un detalle curioso es que este castillo perteneció a don Garcilaso de la Vega, padre del famoso poeta del mismo nombre.

Tenía ya ganas de mostrar algún castillo. Ganas de mostrar alguno de esos que, desgraciadamente, están en ruinas. Alguno de esos que, pese a tener dueño, están totalmente abandonados. Alguno de esos que a Luces del Pasado nos gusta dar vida, aunque sólo sea por unas horas.

Os pueden gustar más o menos los castillos, pero, mirad la foto y decidme que el castillo no es espectacular. Y más que debió de serlo cuando estaba completo, antes de que, en 1881, parte de su fachada hubiera sido derruida para construir la carretera que pasa por delante de él.

En esta ocasión sólo nos juntamos Luis y yo. Gracias a la luna, que nos ayudó con la iluminación, y a la tecnología traducida en walkie talkies para poder dirigir al que, de nosotros 2, se metió en el interior del castillo (tecnología que en muchos momentos quiso fallar, todo sea dicho), pudimos iluminar este gigante en 30 segundos de exposición. Treinta segundos debería ser tiempo suficiente para iluminar todas las ventanas, pero lo cierto es que su iluminación no fue tan sencilla debido a que no todas eran fácilmente accesibles. 

Como la luz de la luna fue fuerte esa noche, para evitar que la foto tomara un tono azulado, pusimos el balance de blancos alrededor de los 4200 K. Además, ayudamos a evitar el cambio de tono iluminando el suelo con luz cálida potente. Desde dentro, las ventanas se iluminaron con una potente linterna blanca, en cuyo extremo colocamos un filtro de color rojo.

En fin, hoy un nuevo castillo de esos que, de no hacer nada para evitarlo, dentro de unos años posiblemente sólo queden fotografías para recordar que en Cuerva, provincia de Toledo, hubo una vez un castillo.


Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 14 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/2.8
ISO: 800