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martes, 10 de diciembre de 2019

Alto Voltaje

El verano de 2019 ha sido de bastante actividad fotográfica para mí. No sólo fotografía nocturna o de paisajes, sino también urbana. El año pasado se me metió en la cabeza que en el siguiente tenía que intentar aprovechar un fenómeno que suele darse con mucha frecuencia en las tardes y noches de verano: las tormentas eléctricas. Y, aunque siempre se puede exprimir mucho más el tema, no voy a quejarme, pues a éstas, a las tormentas, algo de provecho les he podido sacar.

La fotografía que hoy os enseño fue tomada la noche en que una DANA pasó por Madrid. No sé si os sonará el término DANA... hoy en día es muy posible que  sí. Para seros sinceros, yo aprendí lo que era en esos días, pues hasta entonces no había escuchado ese término en mi vida. O sí, pero no lo recuerdo. Ya puestos, os comento que DANA son las siglas de Depresión Aislada en Niveles Altos. Si no estoy equivocado, se trata de lo que, hasta ahora, yo conocía como gota fría, y que este año yo he escuchado que la llamaban con un término nuevo que, como digo, yo no conocía. En fin, que me desvío del tema...

Esa tarde yo salía de trabajar y pude comprobar en mi coche que, efectivamente, esa tormenta de verano iba a ser más fuerte de lo habitual: lluvia muy intensa, granizo y enormes balsas de agua en muchos puntos de la carretera e, incluso, de la ciudad. Digo que efectivamente pude comprobar, pues la noche anterior, viendo la previsión meteorológica, ya se daba una idea de que en la zona centro de la península se iba a producir lo que finalmente tuvimos. Esa noche pensé en diferentes opciones para, llegado el caso, poder aprovechar los posibles rayos que podría haber si esa tormenta pasaba por la tarde-noche por Madrid. Una de esas opciones era el encuadre que hoy os traigo, en caso de que algún rayo quisiera caer en Madrid. Y, ¡vaya si hubo rayos!

Cuando salí de trabajar, viendo el panorama que había, decidí que me quedaba con la opción de intentar sacar una foto en un encuadre que me apetecía mucho, pues llevaba ya mucho tiempo viendo esta foto hecha por diferentes y muy buenos fotógrafos. Yo quería mi versión y, ¿por qué no intentarlo una tarde de agosto en la que, con un poco de suerte, podría llevármela a casa con rayos y todo?

Pues bien, llegué a casa, cogí la cámara, trípode, ropa impermeable, me volví a meter en el coche y me fui hasta el puente desde el que se hace esta foto, el puente que está al lado del hospital Ramón y Cajal, en Madrid, concretamente en el punto 40.487458, -3.696915.

Durante todo el camino estuve pensando si realmente mi idea era buena pues os puedo asegurar que con el estado de la carretera, y con la que estaba cayendo, la idea de quedarse en casa tirado en el sofá con el mando de la tele en una mano y escuchando cómo caía la lluvia en la calle me parecía mucho más atractiva. Pero el sonido de cada trueno, y el resplandor de cada relámpago me volvían a poner de nuevo sobre el camino de la fotografía... aunque estuviera lleno de balsas de agua.

Al llegar hasta el mismísimo puente seguía lloviendo con muchísima intensidad. Sin embargo, tenía que reconocer el terreno. Así que bajé del coche, y fui corriendo al puente. Vi que no había nadie (normal, con la que estaba cayendo...), y corriendo me volví al coche. Sí, me volví. Pero es que llovía tanto, y había tal viento, que no tenía sentido montar el trípode pues estaba convencido de que no iba a sacar ninguna foto en condiciones. Decidí esperar y comprobar si la lluvia iba a menos o, si por el contrario, iba a más. 

Esperé bastante metido en el coche, preguntándome a ratos si lo que estaba haciendo no sería la tontería del mes, a la vez que volvía a mi cabeza la imagen mía tirado en el sofá con el mando de la tele. En un momento determinado el ruido de la lluvia cayendo sobre el techo y el parabrisas del coche fue menor. Fue en ese momento cuando vi que la puerta del Mercedes blanco que estaba aparcado enfrente de mi coche se abría, y un tío con un trípode en la mano y una mochila, salía del Mercedes, lo cerraba y corriendo se iba al puente. Éste es el momento, pensé.

Hice lo propio, y en un minuto llegué al lado del conductor del Mercedes blanco:

- Hola (dije)
- Hola (contestó)
- Vaya tarde, cómo cae, ¿eh?
- Sí, cae fuerte

Y me puse tranquilamente a desplegar las patas de mi trípode. Según hacía esto, de pronto, un rayo espectacular apareció detrás de la torre de la derecha. Mi compañero de fotos esa tarde y yo nos miramos con los ojos abiertos.

- ¡Ostras! (dije yo)
- Ese ha sido gordo (dijo él)

Y en algo menos de un minuto terminé de montar la cámara en el trípode, poner el disparador, el portafiltros, el filtro de 6 pasos, y hasta me dio tiempo a ponerle funda de lluvia a la cámara y a quitársela intuyendo que no me iba a ser de mucha utilidad.

Lo siguiente fue hacer pruebas con diferentes parámetros hasta encontrar aquellos con los que más cómodo me sentí. Una vez encontrados, disparar, disparar, y disparar. Y durante todo este tiempo, rayos enfrente de mi objetivo. La mayoría de ellos cruzaban el cielo de izquierda a derecha, y por encima de mi encuadre, por lo que no pude capturarlos. Pero hubo 3 que cacé en diferentes disparos. Uno de esos 3, el que podéis ver en la foto.

En esta foto me encontré principalmente con una dificultad: las luces de los coches que venían de frente. En la mayoría de las fotos esas luces se quemaron. Y no porque disparara a un ISO muy alto (100), ni porque tuviera un diafragma muy abierto (f/8). Ni siquiera porque hubiera mucho tráfico de salida de Madrid. El problema fue que, debido a la lluvia y a que la calzada estaba bastante mojada, los coches iban muy despacio. Al ir muy lentos la cantidad de luz acumulada era enorme. Intenté encontrar diferentes opciones, pero ninguna me satisfizo. Por ejemplo, disparar durante menos tiempo del que estaba disparando (30 s) y subir ISO o abrir diafragma. No me convencía pues muy probablemente el posible rayo que apareciera se quemaría, y no creía que las luces de los coches saldrían menos quemadas. Además, con menos tiempo muy posiblemente habría muchas trazas de luces incompletas. Cerrar diafragma y aumentar el tiempo de exposición me gustaba más, pero quizá los rayos, que en el fondo son un fogonazo en un instante de tiempo, saldrían con bastante menos fuerza... El caso es que en alguna foto, las luces sí salieron correctamente expuestas, y eso coincidió con que pasaron muy pocos coches durante esos 30 segundos, o que iban más rápidos. Debido a todo esto que os cuento, en esta foto no tuve esa suerte con las luces de los coches que venían hacia mí y decidí tomar esas luces de alguna de las fotos siguientes en las que sí salieron bien expuestas.

La mayor parte del tiempo que estuve en el puente sólo fuimos 2 personas las que estábamos con trípode. Más tarde se apuntaron 2 más. Que fuéramos tan pocos es algo totalmente impensable, por lo que tengo entendido (ésta era la primera vez que estaba en este puente), pues en días más tranquilos para tomar esta foto, en el puente se llena de gente. 

Tuve suerte también con las personas que simplemente pasaban de un lado a otro del puente, pues también fueron pocas. Estas personas, aunque pueda resultar difícil de creer, al pasar cerca de tu trípode ayudan a que haya trepidación en el puente, por lo que, si en ese momento estás disparando foto, ésta se puede arruinar por completo.

No recuerdo el tiempo que estuve allí. Entre una y dos horas. Y, la verdad, me alegro mucho de haber ido: no tuve que "pegarme" para conseguir sitio, cacé rayos, trazas de coches... en fin, creo que la ocurrencia acabó con buen resultado. A mí me gustó la experiencia, y creo que mereció la pena. Espero que a ti también te guste la foto.

¿Tienes alguna duda con la realización de la foto? ¿Habrías cambiado algo de los parámetros que yo usé? Escríbeme y te responderé lo antes posible.

Muchas gracias por haberme leído, y ¡hasta pronto!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 28 mm 
Exposición: 30 sg 
Apertura: f/8
ISO: 100





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