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miércoles, 5 de febrero de 2020

El visitante

Durante mis últimas vacaciones de verano estuve recorriendo Irlanda. Durante 2 semanas tuve la oportunidad de conocer tanto parte de la República de Irlanda, como de Irlanda del Norte. En esta última, había varios sitios que tenía marcados como sitios que deseaba visitar. En concreto, uno de ellos era un lugar al cual un compañero de trabajo me recomendó no ir, pues, según él, me llevaría una gran desilusión. Teniendo en cuenta que este mismo compañero opina que viajar a Islandia sólo por ver la aurora boreal no merece la pena, cuando me hizo aquella recomendación, tuve claro que había que ir a ese sitio, sí, o sí (Imanol, si algún día lees esta entrada... tío, con cariño ;-) ).

Para ser justos, debo decir que de la desilusión que este hombre se llevó tuvo gran culpa que en la época en la que él viajó allí, principios de enero (alma de cántaro, ¡cómo se te ocurre...!), los árboles poblados con hojas verdes de diferentes tonalidades se habían convertido en esqueletos de madera más propios de una escena de Halloween.

Por suerte, como digo, no hice caso a Imanol y pude conocer uno de los lugares que más llamaron mi atención de Irlanda del Norte. Para los que aún no sabéis de qué lugar os hablo, me estoy refiriendo a The Dark Hedges, una carretera de no más de 1 km de longitud que tiene plantadas, a ambos lados, una impresionante colección de hayas. Y, como no podía ser de otra forma en Irlanda, es un lugar que también tiene su leyenda. Se dice que muchas noches se puede ver el espíritu de una dama (the Grey Lady) moviéndose de árbol en árbol. Muchos dicen que se trata del espíritu de Cross Peggy, una de las hijas de James Stuart, el dueño de la mansión Gracehill, y quien mandó plantar las hayas del camino que da acceso a esta mansión. Otros dicen que se trata del alma de una criada de una casa cercana y que murió misteriosamente. De cualquier forma, desde que, organizando el viaje, supe de la existencia de este lugar, tuve claro que este sitio tenía que ser visitado. Y tenía claro que una de las fotos nocturnas del viaje se haría allí... viniera el espíritu de quien viniera a hacer una visita.

Como dato informativo, puedo contar, para los seguidores de la serie Juego de Tronos, que este lugar es lo que en un episodio llamaron El camino del Rey

De este sitio, de los Dark Hedges había visto bastantes fotos, algunas de ellas, incluso, nocturnas, por lo que contaba con que posiblemente podría haber personas en el sitio cuando llegáramos al lugar. Mi sorpresa fue cuando al llegar pudimos comprobar que no había ni un alma. Bueno, quiero decir que no había nadie. Esto, junto a que la carretera de los Dark Hedges es una carretera cerrada al público, y por la que sólo pueden pasar en coche las personas que viven en la zona, hacía ver que era posible que no nos encontráramos con nadie allí. Así que me puse a pensar cómo quería hacer la foto. Pensé que podría quedar bien una fórmula que ya había utilizado y que consistía en situar un modelo en el centro de la carretera e intentar sacar sombras lo más rectas y simétricas posible formadas a partir de las piernas del modelo.

Para ello, tras colocar el trípode y la modelo lo más centrados posibles, coloqué el disparador de la cámara ajustando un tiempo de retardo que me permitiera llegar hasta detrás de donde estaba el modelo, y con una linterna blanca de alta potencia, iluminar a la modelo por detrás, apuntando en dirección a la cámara. Esto no es fácil, pues es necesario iluminar en el punto exacto, de forma que la linterna no debe verse, y las sombras deben salir lo más paralelas posible. Tras varias pruebas ,lo conseguimos :-)

La anécdota de la noche la puso un coche que apareció en la carretera, justo detrás de la cámara en el momento en que íbamos a empezar la foto. Os pongo en contexto. Oscuridad absoluta, un trípode con una cámara en el medio de una carretera, y a unos 100 metros, una modelo y un servidor esperando escuchar el obturador abriéndose. Sin embargo lo que escuchamos fue el ruido del motor de un vehículo que entró en el camino y que se dirigía hacia mi trípode. Hacía años, muchos años que no esprintaba tan rápidamente como lo hice esa noche. De no haberlo hecho, muy posiblemente hoy no podría hablar de esta foto y en una temporada larga no tendría cámara para hacer fotos de las que hablar. 

Una vez conseguimos la foto, recogimos y nos fuimos a dormir. Objetivo logrado en un sitio más que espectacular.

Y poco más puedo contar sobre esta foto. Pero si tenéis alguna pregunta, por favor no dudéis en hacerla. Yo os responderé lo antes posible.

Espero que os guste. Como siempre, si te ha gustado el artículo y no quieres perderte ninguno, sigue este blog (enlace en la página principal), y recibe un correo cada vez que haya una nueva publicación. Muchas gracias por vuestra atención, y

¡Hasta la próxima!

Los datos EXIF:

mara: Canon 6D 

Focal: 50 mm 
Exposición: 45 sg 
Apertura: f/8
ISO: 12800





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